Netflix vuelve a tropezar con la ideología. Su nueva serie, Adolescencia, que aborda el auge de los apuñalamientos entre jóvenes en el Reino Unido, ha causado polémica por la particular elección del protagonista. Pese a que, según ha asegurado su director, Philip Barantini, la producción quiere denunciar el aumento de la inseguridad en el país, la plataforma ha escogido al joven británico Owen Cooper, de 15 años, para el papel del asesino.
La elección de Netflix resulta difícil de justificar si se observa la realidad de los datos. La mayoría de apuñalamientos entre menores en el Reino Unido son cometidos por personas de origen extranjero, y el repunte de este tipo de crímenes coincide directamente con el aumento de la inmigración en el país.
Preguntado por el caso que pudo inspirar la serie, Barantini ha concretado que no se basa en ningún caso específico, pero sí ha citado como ejemplo, entre otros, el crimen cometido por Hassan Sentamu, un joven africano de 18 años que asesinó a una menor inglesa. Es por eso que las redes están acusando a la plataforma de manipular la historia. ¿Por qué convertir al agresor en un niño inglés blanco? ¿Por qué invisibilizar el origen del verdadero problema?
Esta estrategia narrativa responde a una lógica cada vez más común en la industria audiovisual: blanquear la realidad para adaptarla al discurso progre imperante. En lugar de denunciar el impacto de la inmigración masiva y los efectos del multiculturalismo impuesto, se prefiere construir ficciones que trasladen la responsabilidad a los británicos autóctonos. Una ficción cómoda, digerible para las élites culturales, pero desconectada de la verdad.
El caso es especialmente grave si se tiene en cuenta el contexto social. El Reino Unido ha vivido en los últimos años un repunte de la criminalidad juvenil con arma blanca. Sólo en 2024, un ataque masivo en Southport dejó tres niños muertos y una decena de heridos. El autor, Axel Rudakubana, también menor de edad y de padres ruandeses, volvió a poner en el centro del debate el vínculo entre inmigración y violencia.
Las redes sociales no han tardado en señalar a Netflix. Cientos de usuarios han denunciado la manipulación, recordando que si el caso de Hassan Sentamu sirvió como referencia, la elección de un actor blanco no es casualidad, sino una operación ideológica destinada a reescribir los hechos.