Hace tiempo se dieron cuenta de que la libre expresión es un serio impedimento para sacar adelante sus objetivos y mantenerse en el poder. Ahora también han caído en que la democracia es otro obstáculo fatal, y en Alemania han decidido intervenir. ¿Qué, si no, es tratar de ilegalizar el segundo partido con mayor intención de voto según las encuestas?
La presidente del Bundestag, la socialdemócrata Bärbel Bas, ya ha recibido una moción para prohibir antes de las elecciones generales a Alternativa para Alemania (AfD), informan medios alemanes. De aprobarse la moción, el Parlamento iniciará un proceso de consulta con el Tribunal Constitucional para determinar si se puede prohibir el partido soberanista. Basta con una mayoría simple del Bundestag (733 escaños).
No se trata de ilegalizar un partido marginal; hablamos de un partido que es ya el segundo con mayor intención de voto y que crece en apoyo por días, sin cuya participación será muy difícil formar una coalición de gobierno. Sin embargo, todos los partidos del sistema están decididos a acabar con el «intruso». Y se supone, como pretende el diputado de la CDU Marco Wanderwitz, que al hacerlo están «salvando la democracia».
Los partidos del sistema son abrumadoramente partidarios de la prohibición, pero no se ponen de acuerdo en el cómo y el cuándo. Además, no pocos temen que prohibir el partido provoque serios problemas, además de hacer mucho más popular al grupo soberanista. También existe la posibilidad de que el proceso se alargue años o que —aunque esto está casi descartado— el alto tribunal se oponga a la decisión, en cuyo caso el sistema entero entraría en crisis.
Dentro de los partidos, por lo demás, hay disidentes. Como la «verde’ Renate Künast, que advierte de la necesidad de tenerlo todo atado y bien atado jurídicamente antes de iniciar el proceso. Pero otros, como el democristiano Marco Wanderwitz, es partidario de actuar a toda prisa, antes de las próximas elecciones.
Para empezar el proceso es necesario que la Oficina de Defensa de la Constitución designe a AfD como una «amenaza confirmada» al ordenamiento constitucional alemán. Pero teniendo tan cerca las elecciones, eso podría suponer una injerencia en el proceso electoral y tendrían que dejarlo para después de las urnas.