La Prefectura de Policía de Francia informó ayer sábado de la detención de más de 600 personas en París, en el marco de los disturbios registrados durante las celebraciones por la victoria del París Saint-Germain (PSG) en la final de la Champions League. El conjunto parisino se consagró campeón tras golear 5-0 al Inter de Milán en el Allianz Arena de Múnich, consiguiendo así su primer trofeo en esta competición continental.
La conquista deportiva del PSG desató una oleada de festejos que, en muchos puntos de la capital francesa, degeneraron en episodios violentos, la mayoría causados por inmigrantes. Especialmente en los alrededores de los Campos Elíseos, se vivieron escenas de caos: coches incendiados, comercios saqueados y atropellos formaron parte del balance de una noche que debía ser de alegría. La cadena BMFTV reportó también numerosos siniestros viales producto de la alteración del orden público.
El dispositivo de seguridad previsto por las autoridades incluyó el despliegue de 5.400 efectivos policiales, que intentaron contener los desmanes y restablecer el control en zonas críticas de la ciudad. Una de las intervenciones más destacadas se produjo tras el saqueo de una tienda de calzado, hecho por el cual fueron arrestadas cerca de 30 personas.
Incluso antes del pitazo final del partido, las fuerzas del orden ya habían practicado 59 detenciones. A medida que avanzaba la noche y se multiplicaban los focos de violencia, la cifra de arrestos se incrementó drásticamente. Los Bomberos de París, abrumados por el volumen de llamadas, instaron a la ciudadanía a no saturar los números de emergencia si no era estrictamente necesario.
Desde el Gobierno, no tardaron en llegar las reacciones. El ministro del Interior, Bruno Retailleau, reclamó una actuación firme contra quienes, bajo el pretexto del festejo, recurrieron al vandalismo. En un mensaje publicado en la red social X, expresó su respaldo a la Policía y condenó la actitud de «una minoría de delincuentes que convierten una noche de júbilo en un espectáculo de barbarie».
También el primer ministro François Bayrou se sumó al llamado a la responsabilidad ciudadana, deseando que las celebraciones pudieran transcurrir en un clima de respeto y seguridad para todos.
Desde el propio equipo campeón, hubo mensajes de moderación. El delantero Ousmane Dembélé, entrevistado por la cadena CBS al finalizar el encuentro, instó a los aficionados a festejar sin recurrir a la violencia ni al daño de bienes públicos o privados. «Va a ser una noche mágica en París, pero no hay que estropearla», advirtió.