Suecia está considerando la posibilidad de enviar a criminales a cumplir sus condenas en cárceles de otros países como una medida para aliviar la creciente saturación de su sistema penitenciario. Así lo anunció ayer miércoles una comisión gubernamental, señalando que ya se han iniciado negociaciones con otras naciones para alquilar espacio en sus prisiones.
El ministro de Justicia, Gunnar Strömmer, explicó en una conferencia de prensa que es necesario buscar soluciones innovadoras dentro del Servicio Penitenciario y de Libertad Condicional, dada la presión a la que se enfrenta el sistema carcelario. La propuesta aún debe recibir la aprobación del Parlamento, pero los expertos aseguran que no existen obstáculos legales para su implementación.
El aumento del número de presos en Suecia está directamente relacionado con la intensificación del crimen organizado, un problema que ha golpeado al país en las últimas dos décadas. De hecho, Suecia se ha convertido en uno de los países europeos con mayor tasa de homicidios por arma de fuego per cápita.
A pesar de que en los últimos años la policía ha logrado avances en la lucha contra las bandas criminales, con una reducción en los tiroteos letales y un incremento en las condenas, este éxito ha generado una sobrecarga en las cárceles. En 2023, los tribunales dictaron sentencias que sumaron cerca de 200.000 meses de prisión, lo que representa un incremento del 25 % respecto al año anterior y el doble en comparación con 2014.
El Servicio de Prisiones y Libertad Condicional sueco advierte que necesitará 27.000 plazas penitenciarias para 2033, una cifra significativamente superior a las 11.000 disponibles en la actualidad. Este déficit ha obligado al gobierno a estudiar alternativas urgentes para evitar el colapso del sistema.
Mientras tanto, las autoridades también enfrentan una ola sin precedentes de atentados y ataques extorsivos, principalmente en la región de Estocolmo. En el último mes, la policía ha registrado 30 explosiones, muchas de ellas relacionadas con grupos criminales que buscan intimidar a empresarios y ciudadanos para obtener dinero.
Con este escenario, el gobierno sueco apuesta por exportar parte de su población carcelaria a prisiones extranjeras, una estrategia que ya han utilizado otros países europeos en situaciones similares. Sin embargo, la medida sigue siendo debatida y su aplicación dependerá de los acuerdos que Suecia logre con otras naciones.