Un avión con 162 afganos aterrizará previsiblemente este miércoles en Leipzig (Alemania), en una prueba más –—para muchos alemanes— de la «traición de la CDU» a su programa electoral, pues ya ha alcanzado un acuerdo para un Gobierno de coalición con los socialistas que echará a andar a principios de mayo.
Según el Ejecutivo —todavía en solitario del SPD—, todos los solicitantes «han completado con éxito los procedimientos de admisión y visado, incluidas las entrevistas de seguridad y los controles» por parte del servicio de seguridad.
Para la derecha soberanista de AfD, la decisión es «una fatal señal» para quienes esperaban un «cambio real» en la política migratoria. «Friedrich Merz prometió a los votantes la luna, pero lo que entregó fue una continuación del viejo caos (…). Aceptar a las llamadas ‘personas que necesitan protección’ cuesta millones de euros y conlleva «desde los complejos controles de seguridad hasta meses de alojamiento a expensas del contribuyente».
Así, el partido de Alice Weidel no ha dudado en reiterar que mientras otros países europeos «deportan constantemente» a inmigrantes o planean establecer campos de inmigrantes fuera de Europa, Alemania sigue siendo «un imán para la inmigración social» y ha exigido el cese inmediato de «todos los programas de admisión» de «refugiados» procedentes de Afganistán. «La ciudadanía alemana no es un juguete ideológico», ha concluido.
«Cualquiera que todavía crea una sola palabra de Merz es un ingenuo. El pinocho de la política alemana no cambiará nada para mejor. La coalición no resolverá ni un solo problema», afirmó el portavoz federal adjunto de AfD, Stephan Brandner.
Este lunes se ha conocido que el Bundestag, la Cámara Baja del Parlamento alemán, ha fijado para el 6 de mayo la sesión de la que saldrá proclamado canciller el presidente de la Unión Demócrata Cristiana de Alemania (CDU, socios del PP), Friedrich Merz, tras el acuerdo para un Ejecutivo de coalición con los socialistas.
