«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
En Francia, cada dos días un trabajador del campo se quita la vida

Un estudio revela que el Pacto Verde impuesto por Bruselas afecta a la salud mental del 77% de agricultores

Un agricultor con su perro en una parcela. Redes sociales

Un nuevo estudio elaborado en Suecia ha desvelado que las imposiciones climáticas del Pacto Verde están afectando a la salud mental de los agricultores, no tanto por el contenido medioambiental de las medidas, sino por la creciente carga burocrática que estas generan. El informe, desarrollado por la Junta Sueca de Agricultura, pone en evidencia que son las normativas, inspecciones y trámites administrativos —y no tanto las inclemencias del tiempo o los problemas económicos— los factores que más estrés causan entre los profesionales del campo.

El investigador principal, Peter Lundqvist, advierte que la presión generada por este entorno regulatorio puede alcanzar niveles críticos. «Hemos tenido casos de suicidios tras inspecciones inesperadas», afirma Lundqvist, señalando que incluso las comprobaciones vinculadas a supuestas ayudas de Bruselas han desencadenado tragedias personales.

En la encuesta realizada para este estudio, el 77% de los agricultores apuntaron directamente a la complejidad normativa y las exigencias documentales como su principal fuente de malestar. Otro 59% destacó el impacto negativo de las inspecciones, mientras que el 57% subrayó la sobrecarga de trabajo. Factores como el aislamiento en zonas rurales (7%) o las malas conexiones a internet (5%) fueron mencionados con menor frecuencia.

Más allá del caso sueco, el estudio alude a una tendencia preocupante a escala europea. En Irlanda, se estima que uno de cada cuatro trabajadores agrícolas sufre agotamiento emocional severo. En Francia, los datos son aún más alarmantes: cada dos días un agricultor se quita la vida, según distintas fuentes del sector.

Un ejemplo positivo citado por el informe fue el programa sueco Salud Agrícola, una iniciativa que proporcionaba atención médica ocupacional, chequeos de salud periódicos y asesoramiento específico en materia de condiciones laborales. Sin embargo, este servicio desapareció tras la incorporación de Suecia a la UE, dejando a muchos productores sin ese respaldo clave.

El estudio concluye con un llamamiento a las instituciones nacionales y europeas para que impulsen investigaciones más profundas sobre el impacto psicosocial de las condiciones de trabajo en el sector agrícola. No obstante, a pesar de la gravedad de las conclusiones, el informe apenas ha tenido eco fuera de Suecia y su repercusión en el debate comunitario ha sido mínima hasta el momento.

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