«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
A MES Y MEDIO DE LA TOMA DE POSESIÓN DEL DIRIGENTE REPUBLICANO

El Gobierno de México detiene dos caravanas de inmigrantes ilegales tras el aviso de Trump

Inmigrantes ilegales en la frontera entre México y EEUU. Europa Press

Mientras la Administración demócrata norteamericana se derrumba, el senil presidente incumple su promesa explícita de no indultar a su hijo tarambana y nadie sabe muy bien quién gobierna realmente desde Washington, Trump ya ha iniciado su mandato desde su corte en Mar-a-Lago, donde recibe incluso a mandatarios como, recientemente, al canadiense Justin Trudeau.

Y sus medidas empiezan a funcionar, comenzando por su principal promesa: frenar la inmigración ilegal. Apenas unos días después de que Donald Trump anunciara que la presidenta mexicana, Claudia Sheinbaum, había «acordado detener la inmigración a través de México y hacia los Estados Unidos» o enfrentar aranceles de importación del 25% sobre los productos mexicanos, el pacto ya está operativo aparentemente.

México ya ha desmantelado dos caravanas de inmigrantes que en su momento álgido contaban con aproximadamente 4.000 personas, según ha informado Associated Press. Algunos inmigrantes han sido trasladados en autobuses a ciudades del sur de México y a otros les han ofrecido documentos de tránsito que les permiten viajar por el país durante 20 días.

Según el activista por los derechos de los inmigrantes Luis García Villagrán, las acciones de México contra las dos caravanas parecen ser parte de «un acuerdo entre el presidente de México y el presidente de Estados Unidos».

La primera de las caravanas partió cerca de la frontera entre México y Guatemala el 5 de noviembre, el día en que Trump fue elegido. Había recorrido aproximadamente 430 kilómetros en las cuatro semanas siguientes de caminata y terminó en Tehuantepec, en el estado de Oaxaca, donde fue dispersada. «A unos nos llevaron a Acapulco, a otros a Morelia y a otros de nuestro grupo a la ciudad de Oaxaca», dijo Bárbara Rodríguez, una venezolana que terminó tomando un autobús hacia Ciudad de México.

En un comunicado emitido el sábado, el Instituto Nacional de Migración dijo que los inmigrantes aceptaron voluntariamente viajes en autobús «a diversas zonas donde hay asistencia médica y donde se revisará su estatus migratorio», y que «al aceptar (los viajes) manifestaron que ya no querían enfrentar los riesgos en su camino», sigue AP.

La segunda caravana recorrió unos 225 kilómetros hasta el poblado de Tonalá, en el estado de Chiapas, donde las autoridades ofrecieron a los inmigrantes visados de tránsito.

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