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El complicado panorama para Boric tras la victoria del ‘Rechazo’

Chilenos, a favor del "Rechazo". Reuters

Quedan horas para el plebiscito de este domingo, en que los chilenos decidirán si aprueban o rechazan la propuesta de constitución que entregó la Convención Constitucional. Si bien desde el 20 de agosto está prohibido por ley dar a conocer encuestas electorales, por la tendencia de aquellos sondeos y los sucesos que han ocurrido desde esa fecha, lo más probable es que la opción “Rechazo” gane este domingo. Por ello, el Gobierno del presidente frenteamplista, Gabriel Boric, se está preparando para ese eventual escenario impulsando la continuidad del proceso constituyente.

Las distintas empresas encuestadoras como Cadem, Pulso Ciudadano, Criteria, Mori y Data Influye sostienen que el “Rechazo” vencerá a la alternativa de ultraizquierda “Apruebo” este domingo.

Si este pronóstico se cumple, Boric se verá en un complejo escenario. Ya que, tal como se ha afirmado desde el oficialismo, las reformas del actual Gobierno no se podrán llevar a cabo si la propuesta de nueva Constitución se rechaza. O, dicho de otro modo, se pone freno al despilfarro para políticas populistas que no apuntan a solucionar las reales preocupaciones de los chilenos (violencia, delincuencia, narcotráfico, inflación), que se han ido agravando durante el presente año.

Por ello, desde el oficialismo han llamado a “Aprobar para reformar”, ya que el rechazo a dicho texto es cada vez más transversal, por lo que han buscado convencer a los indecisos de que si se aprueba la propuesta constitucional la mejorarán. Pero, como han analizado los expertos, los 14 puntos a cambiar solo representan una modificación del 3,15% del texto completo.

Por otro lado, desde las mismas encuestas privadas que maneja el Gobierno confirman que lo más probable es que el «Rechazo» gane este domingo. Y que, mientras más personas vayan a votar, ganará más cómodamente.

Cabe recordar que esta es la primera elección en Chile con voto obligatorio y con inscripción automática, por lo que es difícil aventurarse en pronósticos sobre cómo se moverán los votantes, en especial aquellos que jamás han asistido a las urnas. Previamente estaba establecido el voto voluntario con inscripción automática, y antes existía el voto obligatorio pero solo para los que se inscribían en el registro electoral. Para este domingo, 15.076.623 personas están habilitadas para sufragar, y 97.234 en el extranjero.

Con todo, los discursos que emanan desde La Moneda apuntan a que el proceso constituyente debe continuar. Es decir, si se rechaza esta propuesta, debe armarse una nueva Convención Constitucional (CC) que elabore otro proyecto. Esto ha generado tensiones y críticas, porque Boric y compañía no pueden dar por sentado que los chilenos quieren continuar con un proceso constituyente y menos a cargo de un órgano como la CC.

Por otro lado, desde sectores como la Democracia Cristiana (DC) pidieron que si gana el «Rechazo», el presidente llame a un nuevo plebiscito para discutir qué órgano debería encargarse de la redacción de un nuevo texto: otra CC o un órgano mixto de ciudadanos y expertos constitucionales.

Pero la propuesta de la DC no incluye un plebiscito de entrada que pregunte a los chilenos si quieren una nueva constitución. Y esto es problemático porque, quizás, tras estos años de octubrismo y de un paupérrimo proceso constituyente, los ciudadanos ya no desean continuar con dicho proceso. Tampoco que se siga pagando millonarios sueldos a los convencionales y asesores, porque ese dinero se puede utilizar para programas gubernamentales que estén enfocados en la disminución de la delincuencia y la lucha contra el narcotráfico, por ejemplo.

Además, cuando el expresidente Piñera y gran parte del espectro político firmaron el Acuerdo por la Paz Social y la nueva Constitución se estableció que si ganaba el “Rechazo”, la Constitución actual seguirá vigente. Respetar esta regla democrática parece el camino más sensato; lo que no impide que se siga perfeccionando —se aprobó rebajar los quórums de la modificación de la Carta Magna de 2/3 a 4/7—. Asimismo, la composición actual de las fuerzas en el Congreso están medianamente parejas, en especial en el Senado, lo que permite que se generen reales voluntades para superar el quiebre político actual.

No obstante, hay que poner atención en el Partido Comunista, un ala importante y con gran fuerza dentro del Gobierno. Ya que su presidente, Guillermo Teillier, hizo un llamado a «salir a la calle a defender el triunfo del Apruebo» si se da un resultado estrecho. Con todo, rápidamente las críticas fueron transversales porque es un evidente llamado a la insurrección, tal como ocurrió durante el 18-O de 2019, que tenían a todo el país subsumido en las llamas de los incendios y barricadas.

El «espíritu octubrista» continúa presente en el país andino, que puede consolidarse y robustecerse con un eventual triunfo del «Apruebo», situando a sus defensores como policías “de la superioridad moral”, como diría Giorgio Jackson.

Pues, si bien la sociedad chilena —aparente o ingenuamente— creía que se había dejado atrás aquellas performances «deconstruccionistas» alejadas de todo sentido común, el fin de semana pasado se recordó a los chilenos que siguen presentes y la revolución continúa.

En el cierre de campaña de la opción “Apruebo”, realizado en la ciudad de Valparaíso el sábado 27 de agosto, “Las Indetectables” una banda travesti —así se definen— hicieron un show de corte «pornoterrorista» —sí, así se conoce dentro de las teorías y activismo feministas–. En dicho acto, los performistas se sacaron una bandera chilena del ano —pido disculpas al lector por la explicitud— mientras enunciaban que «Abortaban a Chile… lo bueno, lo bello, al macho interior, la policía, abortar la dictadura sexual». Esta acción fue transmitida, además, en vivo por redes sociales mientras a plena luz de la tarde, familias con niños observaban dicho show.

Desde luego, la performance fue transversalmente repudiada, incluyendo a personajes del mismo comando del “Apruebo”, quienes buscaron desmarcarse del acto. Pero recordemos que cuando quemaban iglesias en plena revuelta del 18-O, dicho sector no lo repudió. Es más, incluso aplaudió y alentó la quema de la Iglesia de la Veracruz en el centro de Santiago.

Igualmente, cuando “Las Indetectables” se instalaron en el frontis de la Pontificia Universidad Católica de Chile el 25 de octubre de 2019, con la bandera chilena invertida mientras se penetraban con dildos, la extrema izquierda –hoy el “Apruebo”— no lo condenó.

Tampoco criticó “el que baila pasa”, acción que se realizó en plena revuelta, que implicaba que peatones cortaban el tránsito a los vehículos y los dejaba pasar solo si los automovilistas bailaban, pues si no, los atacaban.

Así, hay miles de otras expresiones de conflictividad que los chilenos vivieron y el sector del “Apruebo” lo justificó, incluyendo el mismo presidente Boric, que llamó a la desobediencia civil, o la cantante de extrema izquierda Mon Laferte, quien dijo “si tengo que ir a quemar un supermercado para exigir un derecho básico, yo lo hago”.

Además, desde la insurrección mapuche y, a propósito de la detención del líder de la CAM, Héctor Llaitúl, se dieron a conocer acercamientos con el Gobierno de Boric, lo que generó la primera renuncia en el gabinete —se espera que haya una renovación del gabinete en las próximas semanas—.

Por tanto, no hay que ignorar lo que es capaz de hacer la extrema izquierda. El llamado de insurrección del Partido Comunista es preocupante, sea cual sea la opción ganadora el domingo. De hecho, en víspera de los cierres oficiales de ambas opciones el pasado jueves, jóvenes adherentes del “Apruebo” golpearon a un señor de edad avanzada quien llevaba una “chapita” del Rechazo, en pleno centro de la ciudad de Santiago.

Tal y como se ha detallado en artículos anteriores, no cabe duda que el “Rechazo” es la mejor alternativa para el país por los innumerables retrocesos que representa la propuesta constitucional para Chile.

No obstante, a pesar de que gane, el proceso revolucionario en el que están inmersos los chilenos no se detendrá. Pero sí implica ponerle un freno a la extrema izquierda que quiere instalar sus sistemas de categorías insurreccionales, deconstruccionistas y populistas como hegemónicas, alejando a los chilenos del real respeto a la dignidad, libertad y propiedad privada. Tal como se sostuvo desde el mismo Partido Comunista: este plebiscito es «la madre de todas las batallas».

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