«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
la producción está en niveles récord

La cocaína, cerca de convertirse en el principal producto de exportación de Colombia bajo el gobierno de Petro

El Presidente de Colombia, Gustavo Petro. Europa Press

Colombia era otra antes de que Álvaro Uribe llegara a la Casa de Nariño. La guerra era constante y la sangre no paraba de correr por las calles. Los colombianos vivían acosados por la guerrilla marxista y los grupos paramilitares, que se tomaron el país ante la ausencia del Estado. Colombia era terror y balas. Y nada más. Era, y está volviendo a serlo.

No exagera quien afirma que Colombia entró en la modernidad de la mano del expresidente Álvaro Uribe. Antes, cuando la guerrilla mandaba, a nadie se le ocurría invertir un dólar en un país azotado por el crimen. A los colombianos los reconocían fuera de sus fronteras por el narcotráfico, el secuestro y el sicariato.

Uribe cambió la historia con la firmeza de quien quiere cobrar una venganza, porque su propio padre fue asesinado por los guerrilleros de las Fuerzas Armandas Revolucionarias de Colombia (FARC). A la guerrilla la redujo a casi cenizas, liquidó a los paramilitares y la economía empezó a crecer. Rápidamente, muestra del potencial que se hallaba ahí, escondido bajo tanta sangre, Colombia despegó.

Pero hoy, nuevamente, el país está sumido en el caos total. Producto de una negociación ilegal (y repudiada por los colombianos), las mismas FARC que tanta sangre derramaron tienen a gente en el Congreso. La delincuencia, rampante, crece. Los terroristas de las FARC y el ELN han vuelto, sin pudor, a la vida criminal, ejecutando casi a diario atentados en los que asesinan uno que otro militar o policía y el Gobierno no hace nada —para, supuestamente, no boicotear las «negociaciones» por la paz.

Y esta semana Bloomberg reveló que la cocaína está a nada de desbancar al petróleo como el producto de mayor exportación de Colombia. Dijo el economista de Bloomberg, Felipe Hernández, que el comercio de la cocaína ha aumentado «de forma sostenible» en el último año, en contraste con la caída súbita de las exportaciones de petróleo.

«Estimamos que los ingresos por exportaciones de cocaína aumentaron a 18.200 millones de dólares en 2022, no muy lejos de las exportaciones de petróleo por 19,100 millones de dólares del año pasado», dijo Hernández.

Hoy, según cifras de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga, la producción de cocaína en Colombia está a niveles récord. Y, también, la superficie de tierra plantada con coca aumentó 13%. Es decir, un narcoestado en potencia. Narcoestado porque el Gobierno no solo es que no hace nada contra esta realidad, sino que la potencia cuando decide no enfrentar a los grupos terroristas que dependen de la cocaína para subsistir.

Colombia regresa a la insoportable realidad que había antes del Gobierno de Álvaro Uribe. Hace un par de días las FARC emboscaron y asesinaron a tres policías en Cauca, un departamento al suroccidente colombiano. En Tolima, a finales del mes pasado, el grupo guerrillero asesinó a otro policía. Igual en Neiva y en Pasto, otros municipios.

En poco más de un año, los resultados del Gobierno de Gustavo Petro han sido desastrosos. El país está sumido en un caos profundo. Su Presidencia está rodeada de alarmantes escándalos de corrupción. Mientras, Petro, desde Nueva York, elogia a la tiranía de los Castro y se lanza delirantes arengas anti-capitalistas. Es vergonzoso. Pero la debacle vuelve urgente y desesperado un clamor: hace falta otro Uribe para Colombia.

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