El padre Manuel Salvador García, párroco de la iglesia Jesús de Nazareno, en Nandaime, Granada (Nicaragua), es el preso político más reciente de la dictadura de Daniel Ortega, a quien la tiranía acusa de causar «lesiones graves» a una mujer. Todo apunta a que se trata de un montaje para llevarlo a prisión.
García es un fuerte crítico de la dictadura de Ortega. Tras varios días de asedio por turbas sandinistas en los alrededores de su iglesia y cansado del acoso, el sacerdote salió con un machete en mano retando a las turbas a que entraran a la iglesia. El incidente ocurrió el 30 de mayo, Día de las Madres y el cuarto aniversario de la masacre del régimen contra manifestantes que demandaban la salida del poder de Ortega. «El padre cayó en la provocación de las turbas, estaba cansado de las agresiones y le hicieron un montaje«, dijo una fuente que pidió el anonimato por razones de seguridad.
Varios videos grabados por las turbas sandinistas circulan en las redes sociales y son difundidos por los medios de la dictadura. Las imágenes muestran al padre blandiendo un machete en la mano en el atrio de la iglesia. Pero en uno de los videos que el régimen no difunde se escucha a las turbas proferir ofensas contra el sacerdote e incitar para apedrear al clérigo.
La supuesta «golpeada» por el padre García es Marta Candelaria Rivas, quien presenta moretones en los ojos. Ella dio declaraciones inconsistentes a los medios oficialistas acusando al párroco de golpearla con un candado, de ser su «amiga íntima» y de ingerir juntos licor. Rivas solo ha acudido a los medios del régimen para acusar al clérigo.
El diario La Prensa revela que los vecinos de la parroquia, testigos del incidente, relataron que la noche del 30 de mayo el sacerdote recibió la visita de un matrimonio. Más tarde, la pareja habría discutido detrás de la iglesia. «Discutieron fuertemente y el padre al escuchar salió, los vagos del parque lo vieron y asumieron que era él quien habría propinado golpes a Rivas». Pero aseguran que el marido de la mujer fue quien la golpeó, de acuerdo con la fuente.
El padre fue detenido violentamente en su residencia por la policía, mientras un juez le dictó prisión preventiva.
No es la primera vez que el sandinismo realiza montajes en contra de religiosos católicos. En 1982, el padre Bismarck Carballo fue objeto de un complot de la Seguridad del Estado cuando visitaba la residencia de Maritza Castillo, una supuesta «feligresa» que se había acercado al sacerdote en busca de «orientación espiritual».
A la vivienda llegó armado el «esposo celoso» de Castillo, que era una agente de la tenebrosa Seguridad del Estado. El hombre «celoso» sacó desnudo a la calle al padre Carballo, mientras agentes de la Policía le montaban a una patrulla y una batería de periodistas que esperaba fuera de la casa tomaba fotografías y documentaba el «incidente». Años más tarde, el sacerdote relató a La Prensa que fue obligado a desnudarse por el “esposo” de la mujer.
La fuente consultada dijo que el régimen mantiene bajo vigilancia constante a las iglesias, infiltra las procesiones religiosas y monitorea el contenido de los sermones de obispos y sacerdotes durante las misas. La Iglesia Católica vive momentos de zozobra ante las amenazas y la persecución de la dictadura sandinista.
En las últimas semanas el régimen sandinista también ha mantenido bajo acoso al obispo de las Diócesis de Matagalpa y Estelí, monseñor Rolando Álvarez, y el padre Harvy Padilla, párroco de la iglesia San Juan Bautista en Masaya. Álvarez denunció el acoso y la persecución a través de las redes sociales. Mientras, el padre Padilla permaneció recluido en su parroquia rodeado de agentes de la Policía que le bloqueaban la salida de su vehículo e impedían que realizará el oficio religioso. Ambos clérigos son otras de las voces críticas de la represión de la dictadura sandinista. «Hemos llamado a la Policía nacional a deponer esa actitud innecesaria e invitamos a orar (…) para crear un clima de entendimiento nacional», exhortó la Arquidiócesis, que preside el cardenal y arzobispo de Managua, Leopoldo Brenes, en una nota de prensa.
«En particular expresamos nuestra solidaridad y cercanía a los fieles y sacerdotes de la parroquia Santo Cristo de Las Colinas, en Managua, en donde su excelencia monseñor Rolando Álvarez, obispo de la Diócesis de Matagalpa y administrador Apostólico de Estelí, se encuentra recluido en oración y ayuno. Así como a la parroquia San Juan Bautista, en la ciudad de Masaya, y a su párroco el padre Harvy Padilla, que viven un ambiente de zozobra por su seguridad personal y la imposibilidad de ejercer su derecho a vivir y celebrar su fe en un ambiente de paz y libertad”, subraya la nota de prensa de que emitió la Arquidiócesis de Managua en alusión al acoso del régimen contra Álvarez y Padilla.
En el caso del sacerdote García la iglesia ha mantenido silencio. La fuente cree que podría estar en conversaciones con el régimen debido a que permanece encarcelado. Otra fuente asegura que las conversaciones podrían ser directas con el Vaticano debido a que Ortega expulsó al nuncio apostólico, Waldemar Stanislaw, y su discurso contra los clérigos es de odio y confrontación, hasta les ha llamado «hijos del demonio».
El vicario general de la Arquidiócesis de Managua, monseñor Carlos Avilés, dijo al semanario católico de información Alfa y Omega que Ortega ha redoblado el acoso contra la Iglesia, llegando incluso a cercar policialmente varios templos o grabar homilías para su análisis. «Nunca habíamos visto tal abuso de poder y no hablar sería pecado«, subrayó el obispo.