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DEFENSORA AL ULTRANZA DEL PROGRESISMO

Norma Piña, la nueva presidenta del Supremo de México, es abortista y pro marihuana

La nueva presidente de la Suprema Corte de Justicia de México, Norma Piña. Twitter

Luego de que la ministra más cercana al régimen socialista de Andrés Manuel López Obrador  (AMLO) -Yasmín Esquivel- no pudiera coronarse como nueva presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), por verse envuelta en un gran escándalo en que se le señalaba por presuntamente haber plagiado una tesis para titularse como abogada, fue elegida otra mujer, Norma Piña, aparentemente no muy querida por los socialistas en el poder, pero con una agenda totalmente progresista, que no augura nada bueno para la defensa de los valores tradicionales de Occidente, léase, para la derecha. 

Piña ha votado antes a favor de la despenalización del aborto, por una agenda de privilegios para el supremacismo LGBT, por el libre consumo “recreativo” de marihuana, y se considera a sí misma como “feminista”, características que la marcan como parte de la ola del progresismo, el mismo de su antecesor Arturo Zaldívar, que tanto daño le hizo a México al suscribir esa ideología de moda y ser un activista “progre” a todo galope, por encima de defender la justicia y los verdaderos derechos humanos, empezando por el derecho a la vida desde la concepción, que negaba.

Zaldívar terminó su periodo en diciembre de 2022 y puso siempre por encima de todo el argumento del “libre desarrollo de la personalidad”, una máxima muy cantada del progresismo más egoísta e individualista que pareciera justificar todo. Norma Piña no será diferente

Sólo por dar un ejemplo, en su primer discurso como presidenta de la SCJN, se dijo comprometida con trabajar para lograr una sociedad “más igualitaria”, y “sin violencia de género” que, si se analiza bien, es toda una declaración de sus principios progresistas, porque ninguna igualdad se puede construir de manera forzada, salvo claro, en el socialismo, donde la “redistribución” de la riqueza implica quitarle a unos para darle a otros.

Y en cuanto a su otro deseo, debería buscar una sociedad sin violencia, simplemente, sin mencionar su preferencia por uno de los 2 géneros, en el país más peligroso para practicar el periodismo en el mundo, y con 130 mil homicidios en lo que va del sexenio de AMLO.

Por su parte, políticos socialistas, supremacistas del feminismo radical, así como medios de comunicación igualmente de izquierda, progresistas (como El País), celebran en sus notas que haya llegado a la presidencia de la SCJN una mujer por primera vez, como si tener útero en lugar de próstata fuera algo que marcara una diferencia y muy valioso a la hora de votar proyectos de resolución en favor del bien común.  

Otro que aplaudió que haya llegado una mujer a ese cargo fue AMLO, pero enseguida reprochó que Piña haya votado en contra de sus iniciativas. Pero eso no parece ser totalmente cierto, porque Piña habría votado en su oportunidad a favor de la militarización de la seguridad pública, un tema impulsado por este socialismo blando mexicano que sigue el guión chavista para imponer una dictadura con rostro supuestamente democrático.

Piña Hernández llega al máximo cargo del Poder Judicial en sustitución del saliente ministro presidente Arturo Zaldívar, que estuvo al frente de la SCJN

del 2 de enero de 2019 al 31 de diciembre de 2022. La nueva presidenta, quien es abogada y cuenta con un doctorado en derecho por la UNAM, se quedará en ese puesto hasta el 31 de diciembre de 2026 (el año del centenario de la Guerra Cristera).

Entre otras de sus participaciones polémicas, la entonces ministra Norma Piña, en un debate en junio de 2021, estuvo de acuerdo en que existe un “derecho” de la mujer y de las “personas gestantes”, a alquilar sus vientres, y aunque se prohibía vender bebés, se aceptaba poder obtener beneficios económicos por el “alquiler”.

El “feminismo” de Piña es muy explícito, y subraya el objetivo de alcanzar el poder, más que de lograr una “igualdad”. En su primer discurso de este lunes 2 de enero de 2023, menciona que luchará por arrinconar al “patriarcado”, y que con su llegada a la presidencia de la Corte se ha roto ese “techo de cristal”, un término ya muy trillado que es útil al progresismo para que sean sólo mujeres quienes obtengan los mejores puestos públicos, incluso con independencia de su trayectoria, experiencia o capacidad, partiendo mejor de un criterio basado en el apoyo de las mujeres que trabajarán para las mujeres.

Así lo dijo la ahora ministra presidenta Piña: “Reconozco la importantísima determinación de la mayoría de este tribunal pleno de romper lo que parecía un inaccesible techo de cristal”.

Y siguió: “Me siento acompañada, respaldada, acuerpada por todas ellas, por todas nosotras… Me siento muy fuerte, porque sé que estamos todas aquí, nos colocamos por primera vez al centro de la herradura de este tribunal pleno, demostrando, y demostrándonos, que sí podemos. Agradezco a las que siempre han creído, a las que no se han cansado de buscar cambios que poco a poco arrinconan nuestra cultura patriarcal. Honro, en este momento, a las que ya no están. Trabajaremos, nos esforzaremos, todos los días, por una sociedad más justa, más igualitaria, sin violencia contra las mujeres”.

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