«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
La Gaceta de la Iberosfera
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Alicante, 1987. Escribe noticias desde que tiene uso de razón. Ha trabajado en radio, prensa escrita y televisión en medios como Radio Intereconomía, El Toro TV y Okdiario. Siempre en los últimos reductos de la libertad de expresión.
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De testaferros y huevos presidenciales

25 de abril de 2024

¿Qué es alguien que se comporta como un testaferro, tiene un patrimonio injustificable que parece de testaferro y hasta hace un dumping fiscal —que diría el propio PSOE— viviendo a 16 kilómetros de su país para ahorrarse impuestos como de testaferro? Lo tengo en la punta de la lengua. Quizá Míster Valladolid, ese hombre que dejó las pasarelas internacionales para hacernos un favor y dedicarse a la política, nos lo pueda aclarar. Porque cuando se trata de familiares de gente que no es de su partido, las palabras acuden raudas a su boca o a su cuenta de Twitter (me niego a llamarlo X). «Testaferro con derecho a roce», dijo una vez de alguien. No del hermano de su jefe, claro. Ese hace begoñeces varias —la última, declarar que tenía un piso en Portugal que resultó ser un chalet de varias plantas—, pero aquí no pasa nada. Alguien tendía que acercarse a ver el de San Petersburgo, no vaya a ser en realidad dueño del Palacio de Invierno.

Begoña hace más begoñeces que nadie. Obvio. Tan obvio que la está investigando la Justicia por presunta traficante (de influencias). A Sánchez se le puso este miércoles mala cara, pero dijo, preguntado por las diligencias que le han abierto a su mujer, que confía en la Justicia de su país. Lógico. La controla —casi toda— él. Así, las cosas están bien o mal según decida el presidente. ¿Es ético que Madrid tenga impuestos más bajos que otras comunidades o que los youtubers tributen en Andorra? No. ¿Es ético que el enchufado hermano de Sánchez, con unos millones inexplicables en acciones e inmuebles, pague menos impuestos en Portugal? Sí. ¿Es legal que el novio de Ayuso cobrara de una empresa privada para que la trabajaba? No. ¿Es legal que los amigos de Begoña Gómez y hasta empresas de las que ella es accionista reciban contratos públicos? Sí. ¿Puede la Fiscalía filtrar datos privados de Alberto González? Sí. ¿Pueden los medios publicar detalles de las reuniones de Begoña con empresarios que recibieron dinero público? No. ¿Por qué? Preguntarán incrédulos los que aún no hayan padecido suficiente al personaje que habita la Moncloa. Porque le sale a él de sus presidenciales gónadas, básicamente.

Sánchez es, en lo político, lo más corrupto que habíamos visto desde la Segunda República. Pero la verdad es que quitando los dos millones y medio que ha inyectado en la empresa de plásticos de sus padres, los negocietes de Begoña Gómez que le han reportado a ella varios cientos de miles de euros a cambio de favores de él, y la fortuna salida de la nada de su hermano, en lo personal es honradísimo. Lástima que aún queden unos pocos jueces pesados empeñados en saber cómo se hicieron al menos algunas de esas transacciones. La situación para el líder del PSOE es tan injusta, que se ha solidarizado con él Gabriel Rufián. Otro ejemplo moral. Menos mal que cuando llegue el momento siempre podrá contar con la ayuda inestimable de Álvaro García Ortiz.

Por lo demás, hasta el votante sanchista más reticente a enterarse va sabiendo ya que la familia Sánchez-Gómez tiene tendencia a los actos deshonestos. In Spain we call it corrupción, que diría Irene Montero si no la hubiera asesinado políticamente Yolanda Díaz con el beneplácito del yerno de Sabiniano Gómez. Ponía mal cuerpo escuchar hace días a Salvador Illa en la comisión de investigación del caso Koldo, hablar de lo bien que gestionaron los socialistas la pandemia. Cuando todos a los que nos funcionaba algo el cerebro nos dábamos perfecta cuenta de que mientras nos encerraban estaban jugando con nuestras vidas y robando a toneladas nuestro dinero. Pero la pareja gubernamental y su entorno salieron más fuertes, de eso no cabe duda.

Ayer se le puso el día muy pesado al presidente entre lo de su mujer y la información que ha mandado Francia del espionaje a su móvil con Pegasus y adelantó el puente —el de mayo, no el de Óscar—. Lo hizo con una carta a «la ciudadanía» en la que predimitía —como Xavi— hasta el lunes. No sé todo lo que nos decía a los ciudadanos, porque la vergüenza ajena era tal que leí una hoja de cuatro. La semana que viene ya habrá visitado los palacios de Doñana y la Mareta, que cree que son suyos, y dirá que al final no se va. Que se queda por nosotros. Antes dimite de hijo de sus padres o marido de Begoña que de presidente. Que nos vamos conociendo.

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