«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
ACUERDO CON EL PARTIDO LIBERAL

Petro consolida la mayoría legislativa y apunta a peligrosas reformas para Colombia

Gustavo Petro. Reuters

El expresidente colombiano Cesar Gaviria anunció que el Partido Liberal, que hoy tiene 32 representantes a la Cámara y 14 senadores elegidos para el periodo 2022-2026, hará parte de la coalición de Gobierno del Pacto Histórico. Una decisión que se esperaba desde el martes, a pesar de que esa colectividad acompañó a Federico Gutiérrez, candidato presidencial del Equipo por Colombia, en la primera vuelta y a Rodolfo Hernández en la segunda. Con esta temprana adhesión el nuevo presidente de la República consolida la mayoría en el Congreso y abre la puerta para que otras fuerzas políticas, en especial el Partido de la U y Cambio Radical, sigan su ejemplo.

Fuentes muy cercanas al Directorio Nacional Conservador confirmaron que se suspendió la reunión de la dirección del partido con la bancada, programada para esta semana, pues no consideraron prudente hacer algún tipo de anuncio y estaban a la espera de las primeras reacciones que generara el triunfo de Gustavo Petro en los mercados y en la opinión pública.

Facciones muy importantes de dicho partido insisten en que es momento de un acuerdo nacional, por lo cual es muy probable que se declaren en independencia, para así acompañar algunas de las propuestas del nuevo Gobierno, que asumen como muy rentables en términos electorales. Se cumple así aquella premisa del entonces senador Roberto Gerlein, quien solía decir que “uno con el presidente no pelea”.

El partido Conservador es disciplinado y su fuerza electoral hoy se desprende de los recursos que sus congresistas logran gestionar para los gobiernos locales, algo que el mismo Petro denunció en las pasadas elecciones del 13 de marzo, cuando afirmaba que el gobierno había modificado la ley de garantías para poder girar recursos a las facciones de la coalición y financiar por debajo de la mesa su campaña.

Por su parte, el partido Centro Democrático, que sufrió una aplastante derrota en las elecciones parlamentarias, cuando perdió la cuarta parte de sus senadores y la mitad de sus representantes a la Cámara, no tiene otra opción que declararse en oposición. La opinión pública y sus electores no entenderían otra cosa. Sin embargo, son muy marcadas y evidentes las divisiones internas e incluso hay sectores que sugieren el retiro del expresidente Álvaro Uribe Vélez y buscar un ejercicio de reingeniería y estrategia a futuro. Cuatro años como partido de Gobierno, pero con reconocidas y graves críticas a la gestión del actual mandatario, los dejan en una posición muy difícil. No en vano, varios comentaristas insisten en que será precisamente un presidente uribista el que entregue el poder a la izquierda que han combatido siempre.

Petro es consciente de la división que existe en la derecha colombiana y de la amplia mayoría que lo acompaña, tanto en las urnas, como en el Congreso. Anuncia un pacto nacional para que todos los sectores acompañen abiertamente un proyecto de izquierda y conoce las reglas de la política colombiana, que implican una negociación con las facciones clientelistas, a cambio de sus votos en el Congreso. Está dispuesto a hacerlo, tal como lo hizo en campaña, pues cree firmemente en un propósito superior, que es la implementación de su programa a cabalidad.

El miércoles fijó en su Twitter un mensaje: “Les solicito a los alcaldes y gobernadores del país alistar lotes con títulos saneados para construir las sedes universitarias y colegios universidades que sustentarán la infraestructura de una sociedad del conocimiento”. De inmediato varios mandatarios locales respondieron con júbilo y hasta el momento ningún partido ha cuestionado la propuesta.

A fin de cuentas, la educación es siempre una bandera que se bate en las campañas y en los gobiernos. Sin embargo, no sobra recordar el experimento del chavismo en Venezuela con la Universidad Bolivariana, cuyo reconocimiento académico es prácticamente nulo, pero ha servido para consolidar la formación doctrinaria de quienes la asumen como única opción.  De allí que el Politólogo Sergio Ángel haya posteado: “Quisiera creer que este anuncio está pensado para mejorar el acceso a la educación superior en los departamentos más pobres de Colombia, pero para hacerlo debe ser con calidad y no con universidades de garaje que formen cuadros afines al gobierno”.

Como si se tratara de un libreto, el magistrado del Consejo Nacional Electoral, Luis Guillermo Pérez, representante del Pacto Histórico, propuso acabar con esa entidad, reformar el sistema electoral y evitar cualquier tercerización del proceso electoral, para que sea organizado en su totalidad por un nuevo tribunal. El registrador nacional del estado civil, Alexander Vega, recordó que así funciona hoy en Venezuela y se ha logrado todo, menos transparencia. Un nuevo organismo electoral, controlado por el Gobierno, es el sueño de cualquier tirano. Petro no ha salido a rechazar las declaraciones de Pérez.

Para agravar el asunto, se confirmó la urgencia de una reforma tributaria que recaude al menos 50 billones de pesos (11 mil millones de euros), que el nuevo presidente radicará cuando asuma el poder. Hasta el momento los empresarios han expresado su respaldo y pedido que se trabaje en conjunto por el bien de Colombia. Petro afirma estar abierto al diálogo, pero siendo siempre enfático en que hay cambios que se promoverán sin demora y con toda firmeza.

Educación superior estatal, nuevo sistema electoral, reforma tributaria y más gasto público en programas sociales que generan dependencia del Estado por parte de la población más pobre. Todo en un escenario donde el único partido que hará oposición será uno diezmado, dividido y sin norte.

Fondo newsletter