El kirchnerismo se juega su continuidad en el poder en Argentina en una segunda vuelta presidencial que se prevé de infarto, según los sondeos. Estos comicios se desarrollan en medio de un escenario económico dramático y una aguda crisis política y social. La inflación se sitúa en el 142,7% interanual, su nivel más alto desde agosto de 1991, y casi la mitad de la población vive bajo la línea de pobreza… con Sergio Massa (Unión por la Patria, UP), hoy candidato presidencial, al frente de la economía.
Massa, que cuenta con el apoyo de Lula da Silva y de Gustavo Petro, mandatarios socialistas en la región, es un actor camaleónico en la política argentina. Se inició en las filas de la Unión del Centro Democrático (UCeDé), un espacio liberal, se alió con el kirchnerismo —entre 2008 y 2009 pasó a formar parte del Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner como su jefe de gabinete— y se distanció de él y en 2015 enarboló una «tercera vía» en las elecciones presidenciales —logrando más del 20% de los votos—.
En aquella campaña denostó a sus hoy aliados políticos «tildándoles de corruptos y falsos progresistas». según el informe Panorama País de Foro Madrid publicado antes de la primera vuelta. Después se acercó a Mauricio Macri —hoy junto a Javier Milei—, que le proclamó como nuevo líder de la oposición, y volvió a arrimarse a Cristina conformando la coalición Frente de Todos que llevó a la presidencia a Alberto Fernández en 2019.
También fue presidente de la Cámara de Diputados desde diciembre de 2019 hasta agosto de 2022 y durante la pandemia fue uno de los principales impulsores del confinamiento extremo que mantuvo al país en el sendero de la ruina económica. En el verano del año pasado hizo de intermediario en la pugna por el poder entre Cristina Fernández de Kirchner y Alberto Fernández, y fue nombrado «superministro» de Economía.
Ahora promete un «cambio» y «transparencia», pese a formar parte del Ejecutivo que ha llevado a Argentina a la quiebra política, económica y social. «Queremos un Estado eficiente, controlado y transparente, pero sobre todo que rinda cuentas», aseveró en uno de sus últimos actos electorales, antes de manifestar que si vence este 19N «impulsará una nueva ley de ética».