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Es la televisión con más audiencia del país

TV Globo: la persecución del gigante de la comunicación de Brasil a Jair Bolsonaro

Globo TV Bolsonaro persecución
El presidente de Brasil Jair Bolsonaro, interviniendo en Globo TV. Europa Press.

Este domingo se celebran elecciones generales en Brasil. El actual presidente del país, Jair Bolsonaro, busca la reelección para la que tendrá que vencer a Lula da Silva, el líder del Partido de los Trabajadores, que ya fuera inquilino del Palacio de Planalto de 2003 a 2010.

Los comicios estarán marcados por una fuerte polarización en el país iberoamericano, polarización en la que han tenido un papel decisivo, como veremos, los medios de comunicación, que han atacado con extrema dureza a Bolsonaro; no en vano, éste representa un dique de contención ―probablemente el último― contra el globalismo en el continente sudamericano.

La animadversión de los medios hacia Bolsonaro no resulta sorprendente. Una encuesta que realizó la Universidad Federal de Santa Catarina (UFSC) señalaba que la inmensa mayoría de los periodistas en el gigante suramericano son de izquierda. La investigación de la UFSC, que recogió PanamPost, arrojó que el 80% de los periodistas de Brasil se autodenominan de izquierda en mayor o menor instancia, mientras que apenas el 2,5 % de los periodistas consultados se clasifican como de centroderecha y el 1,4% como de derecha.

La televisión en Brasil: el dominio de TV Globo

A pesar del auge de los medios de comunicación en internet y la influencia de las redes sociales, el mayor peso en la orientación de la opinión pública sigue estando en poder de la televisión. En Brasil, este dispositivo tiene un claro dominador: TV Globo.

Las televisiones de masas en Brasil son la mencionada TV Globo, Record TV, SBT, RedeTV!, Rede Bandeirantes ―conocida como Band― y TV Brasil, la única que apoya explícitamente a Bolsonaro; lógico ya que el Estado brasileño es el propietario. La cuestión es que la más beligerante con el presidente brasileño es TV Globo, y eso son palabras mayores.

La televisión forma parte del Grupo Globo, el segundo conglomerado de medios de comunicación más grande del mundo. Además, la cadena de televisión es la más grande del mundo, sólo detrás de ABC,​ llegando a ser vista en Brasil por más de 100 millones de personas al día, casi la mitad de la población del país. TV Globo tiene más audiencia que el resto de las televisiones arriba mencionadas juntas.

El Grupo Globo posee redes centrales en todos los mercados de medios. Además de la televisión, es propietaria de más de treinta medios en Internet, incluyendo el mayor portal de noticias brasileño, Globo.com. En la radio, tiene dos de sus redes figurando entre las diez principales del país: Globo AM / FM y CBN. En prensa escrita, posee periódicos de gran relevancia como O Globo, Extra y Valor Económico y revistas como Época. También tiene una de las principales agencias de noticias del país, la Agencia O Globo.

El Grupo Globo

Fundada por el empresario Roberto Marinho en los años sesenta, el grupo Globo consolidó su posición dominadora durante la dictadura militar (1964-1985), una sombra que ha acompañado al grupo mediático desde entonces. Auspiciada por el régimen, Globo se convierte en un gran conglomerado mediático, ampliándose de forma constante.

Durante su historia, el Grupo Globo ha tenido una fuerte relación con las elites políticas, a partir de su legitimación del régimen militar y, ya en la reinstauración democrática, con su apoyo al liberal Fernando Collor de Mello de Melo en 1989 y a Fernando Henrique Cardoso en 1998, del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), aupando a ambos a la Presidencia de Brasil.

En los inicios de la presidencia de Lula, el grupo Globo adoptó un posicionamiento más moderado hacia él y el Partido de los Trabajadores, debido a su pretensión de agradar al Gobierno ―la publicidad institucional, se entiende. A pesar de la hegemonía abusiva de Globo, los gobiernos del Partido de los Trabajadores nunca tomaron iniciativas para combatir la concentración de propiedades de los medios de comunicación en Brasil, y durante los Gobiernos de Lula y Dilma Rousseff, Globo no solo mantuvo su hegemonía en el mercado, sino que recibió importantes ganancias todos los años entre 2005 y 2016, incluyendo una importante publicidad gubernamental. Sin embargo, finalmente viró cuando empezaron a aparecer casos de corrupción y fue un agente decisivo en el apoyo a los movimientos de oposición a Rousseff que precipitaron su caída en 2016.

Roberto Marinho murió en 2003, dejando a sus hijos José Roberto, Roberto Irineu y João Roberto al frente del gigante de la comunicación, siendo la familia más rica del país. Acostumbrada a poner y quitar presidentes, Globo tiene estrechas relaciones con las principales corporaciones empresariales y las élites de Brasil. Por tanto, no es extraño que empezaran su particular cruzada contra Jair Bolsonaro cuando empezó a asomar la cabeza para presentarse a las elecciones de 2018, siendo un candidato de “extrema derecha” ―es decir, soberanista y conservador― que amenazaba con romper con el statu quo y convertirse en un dique de contención contra el progresismo.

La deriva progresista de Globo

Si la cadena históricamente había estado vinculada a grupos políticos conservadores, tras la vuelta de la democracia se fue liberalizando, deviniendo en un progresismo que está levantando ampollas en grandes sectores de la población, precisamente las que representa Bolsonaro. Sus productos culturales, especialmente las telenovelas y miniseries, son una muestra de ello.

Temas como el racismo, el sexismo y la llamada LGBTfobia han comenzado a aparecer no solo en las noticias, sino también en los productos de entretenimiento. Durante junio, dedican un enorme despliegue a promocionar el ‘orgullo LGTB’, y durante los últimos años han producido importantes telenovelas y series con personajes homosexuales metidos con calzador en un claro intento de ingeniería social.

Los continuos ataques a Bolsonaro

En 2018, Bolsonaro se convirtió en el político más influyente de Brasil sin recurrir a los medios convencionales. Globo no tardó en acusar al entonces candidato de nepotismo, por elegir a parientes para su gabinete en el Congreso.

Ya como presidente, en septiembre de 2019, cuando la cadena celebraba el 50 aniversario de su buque insignia, el Jornal Nacional ―el telediario más visto por goleada del país― Bolsonaro recordó las raíces dictatoriales de Globo. El mandatario señaló que la prensa hablaba mucho de dictadura en relación a su mandato. “TV Globo nació en 1965, era una empresa dictatorial entonces”, dijo. “Ahora el Jornal Nacional se ha prestado, como ya no tiene más teta, ya no está mamando, ya no hay propaganda oficial del gobierno. El deporte ahora es atacarme. No lo lograrán”, sentenció.

Un mes después, el telediario de Globo cruzó todos los límites relacionando a Bolsonaro con el crimen contra la concejal izquierdista Marielle Franco, asesinada a balazos el 14 de marzo de 2018. El presidente de Brasil estalló y, desde Arabia Saudí, donde se encontraba de visita oficial, publicó un vídeo en el que cargaba contra el medio de comunicación llamándoles “canallas sin escrúpulos”.

Bolsonaro estalló así contra la persecución mediática que sufre por parte de Globo las “24 horas del día”, pero que al relacionarle con un asesinato llegaba ya demasiado lejos. “¡Tu objetivo es destruirnos, es así todo el tiempo!”, protestó Bolsonaro dirigiéndose a Globo.

“¡Tú, TV Globo, todo el tiempo haces de mi vida un infierno, joder! […]. Ahora, ¿quieres vincularme con la muerte de Marielle? ¡Sinvergüenzas, canallas, no hagáis trampas!”, gritó el presidente de Brasil, visiblemente afectado. “Queréis volar Brasil por los aires. Fuisteis muy buenos con los gobiernos anteriores, mamasteis miles de millones de empresas estatales. ¡Se acabó este fanatismo, ya no hay dinero público para ustedes, se acabó la teta!”, aseguró Bolsonaro.

“Que Globo me persigue no es algo nuevo, persigue a mi familia, persigue a los que están a mi lado, eso es lo que está ocurriendo, Globo quiere destruir a Jair Bolsonaro”, continuó el presidente brasileño. “¿Cuál es la intención de Globo para hacer esto? Estamos viendo los problemas que hay en América del Sur, en Argentina, Chile, Venezuela, Bolivia, Perú. ¿Será que Globo quiere crear una narrativa para que yo renuncie? ¿O para que el pueblo salga a las calles para pedir mi destitución?”, se preguntó.

“Tengo un compromiso, el de sacar a Brasil del agujero, a pesar de la prensa sucia, asquerosa, canalla e inmoral, como es Globo de Radio y Televisión”, sentenció. También dejó caer que, en 2022, cuando expira la licencia de la emisora, el proceso de renovación debe estar “limpio” para ser aprobado. “No habrá camino para vosotros”, dijo.

Ese mismo día publicó un tuit llamándoles canallas junto al logo del canal de televisión modificado para equipararlo con una tubería de porquería.

En junio de 2021, el presidente brasileño volvió ha mostrar su animadversión hacia el canal y su deriva progresista, y respondiendo a una reportera del medio de comunicación, les acuso de destruir la familia y atacar la religión. “¡Ustedes son unos canallas! Practican un periodismo canalla, que no ayuda en nada. ¡Ustedes destruyen la familia brasileña, destruyen la religión brasileña!”, exclamó Bolsonaro.

En agosto de 2022, al día siguiente de la entrevista del Jornal Nacional a Lula, en plena campaña para las elecciones, Bolsonaro se desahogó contra Globo dejando caer que la inquina que mostraban contra él y su mandato desde el grupo de comunicación podría estar relacionada con el “cierre del grifo” de dinero público hacia Globo.

“Nadie debería sorprenderse. De hecho, entiendo perfectamente que Globo trate mejor a quienes están dispuestos a pagar más. Son la esperanza de días mejores para la emisora. Nada más coherente que tomárselo con calma. Extraño sería conmigo, que cerré el grifo”, escribió Bolsonaro en su cuenta de Twitter, insinuando que los entrevistadores habían sido más blandos con Lula que con él.

A pesar de eso, continuó Bolsonaro, la libertad de Globo fue “preservada”. “Hoy, la emisora puede incluso seguir promoviendo perversidades como el aborto, las drogas, la ideología de género, la inversión de valores y la destrucción de la familia si así lo desea, pero ya no se sostiene con ríos de dinero público”, explicó el presidente de Brasil.

La garantía que Globo y el resto de la prensa siempre tendrá con él, aseguró Bolsonaro, “es que nunca defenderé su control, como pretende la otra parte”. “Quizá si les hubiésemos dado lo que querían, las buenas noticias no irían acompañadas de un ‘pero’ y habría aplausos para mi gobierno. Pero elegimos invertir en Brasil y no en elogios. Por eso cae el desempleo, crece la economía, baja la violencia, pero los gritos siguen”, concluyó el presidente de Brasil.

La licencia de Globo, en el aire

La última concesión pública a TV Globo se hizo en 2008, durante el Gobierno de Lula. La ley determina que cada 15 años se debe renovar la solicitud. Por tanto, la licencia del canal caduca este mes de octubre.

Hace unos días, TV Globo presentó ante el Ministerio de las Comunicaciones la solicitud de renovación de la concesión de televisión pública para las emisoras de São Paulo, Rio de Janeiro, Belo Horizonte, Recife y Brasilia. La transmisión en otros lugares se realiza mediante asociaciones con emisoras locales y no está incluida en la petición actual.

Bolsonaro ha afirmado en alguna ocasión que no va a perseguir al medio de comunicación ―al contrario de lo que han hecho ellos con él―, pero que iba a mirar con lupa que todo estuviera en orden para aprobar la licencia. Estas elecciones son cruciales para el grupo mediático y, dado el buen trato que, a pesar de todo, recibió por parte de Lula durante su mandato, todo hace pensar que en las redacciones de Globo cruzan los dedos para su retorno al Palacio de Planalto.

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