En Caracas (Venezuela), durante las elecciones presidenciales, el ex presidente dominicano Leonel Fernández, miembro de la delegación del Grupo de Puebla, emitió una declaración conjunta la noche de ayer lunes. Después de varios vaivenes en torno a la paz y casi disculpándose, recomendó que «el Consejo Nacional Electoral (CNE), como han sugerido el secretario general de la ONU y el Centro Carter, asegurase la transparencia del proceso electoral publicando la totalidad de las actas de escrutinio, desagregadas por centros y mesas de votación».
La gran sorpresa fue que esta propuesta solo fue apoyada por el ex presidente colombiano Ernesto Samper y no por José Luis Rodríguez Zapatero, el líder del Grupo de Puebla presente en Caracas. Zapatero, ex jefe del Gobierno español, es uno de los mayores aliados de Maduro en Europa y uno de sus principales lobbistas en España.
Zapatero, en medio de uno de los fraudes electorales más grandes de la historia de América Latina, ha mantenido un perfil bajo y sólo apareció en una foto con el enviado especial de Lula da Silva, Celso Amorín, y con el propio Leonel Fernández.
Para justificar sus excelentes relaciones, que ya llevan nueve años, con Maduro y los hermanos Rodríguez, la vicepresidenta Delcy y el jefe de campaña Jorge, Zapatero afirma que su apuesta es por la paz y el diálogo, el mismo discurso que mantiene la élite chavista.
El Grupo de Puebla, previamente, había mostrado su apoyo a Maduro: «Respetar el resultado electoral es fundamental para las democracias. Felicitamos a Venezuela por su proceso electoral, la voluntad del pueblo siempre es guía». El Grupo de Puebla es un foro que reúne a dirigentes izquierdistas, populistas y revolucionarios, que el año pasado abrió sus puertas de par en par al chavismo y al castrismo, a los que ya defendía en cada una de sus intervenciones. En las elecciones pasadas, Zapatero apoyó a uno de los candidatos colaboracionistas del régimen, Antonio Ecarri, que al igual que el resto de los teledirigidos desde el poder, tuvo un rotundo fracaso en las urnas.
Quien no tiene ninguna duda del triunfo revolucionario es Juan Carlos Monedero. El cofundador de Podemos ha tenido un papel destacado durante la (fracasada) campaña electoral de Maduro, además de convertirse en maestro de ceremonias en el sistema de propaganda bolivariano durante la espera antes de proclamarse el fraude del domingo.