«Si se llegara a destruir los asilos del fanatismo (conventos), el pueblo se tornaría indiferente y frio… Por tanto, para destruir a «la infame», se debe comenzar por destruir los claustros… me objetará, quizá, que lo mismo debería hacerse con los obispos. Le respondo que todavía no es el momento de atacarlos. Cuando el pueblo se haya entibiado, los obispos vendrán a ser como pobres diablos, de quienes los soberanos dispondrán a su arbitrio» Federico II de Prusia 24 de marzo de 1767.
¿Lo han logrado ya?