«Ser es defenderse», RAMIRO DE MAEZTU
La Gaceta de la Iberosfera
Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.
Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

La catedral de los Mártires: Paracuellos

Ayer asistí a la misa que se celebró en el cementerio de Paracuellos. El obispo de Alcalá de Henares fue el cocelebrante principal y con él estaban los provinciales de las órdenes y congregaciones religiosas con miembros de las mismas enterrados en las fosas comunes de Paracuellos. De entre ellos 134 son ya beatos. Y los que vendrán.

En la web del obispado de Alcalá tenéis una breve crónica del acto, la excelente homilía pronunciada por monseñor Reig y un amplio reportaje fotográfico.

http://www.obispadoalcala.org/noticiasDEF.php?subaction=showfull&id=1416159032&archive=

La diócesis de Alcalá de Henares tiene un tesoro único al que su obispo llema la catedral de los Mártires. Nada hay comparable en la historia de la Iglesia. En un breve espacio están enterradas varios miles de personas muchas de las cuales fueron asesinadas por odio a Dios y a su Iglesia, verdaderos mártires por tanto. Repito que 134 de ellos están ya en los altares reconocidos por la Iglesia. La homilía del obispo, cuya lectura os recomiendo, da cumplida cuenta de aquella gesta martirial.

El cementerio languidecía con el paso del tiempo y la muerte de los familiares directos de los asesinados. La Iglesia española fue cicatera con esos auténticos héroes de la misma y víctima de un extraño y miserable complejo  había corrido un tupido velo sobre la memoria de sus mártires cosa que además parecía agradar en Roma. Poco a poco se fue levantando algo la losa del silencio y comenzaron a llegar, tras las tres carmelitas de Guadalajara, beatificaciones de obispos, sacerdotes, religiosos, monjas y seglares que hoy superan con creces el millar. Pero los mártires, pese a ello, siguen siendo los grandes olvidados de la Iglesia española. Y por la Iglesia española.

Una benemérita asociación ha podido mantener, supongo que en medio de mil dificultades, el recinto del camposanto sumamente cuidado y Paracuellos ha tenido la suerte, por fin, de tener un obispo que ama y venera a sus mártires. La conjunción de ambos esta logrando que esta solemne evocación de los mártires que tiene lugar todos los meses de noviembre vaya incrementando el número de fieles asistentes y la solemnidad de los actos.

Los de este año han tenido una especial solemnidad porque despues de la misa el obispo, acompañado procesionalmente por todos los sacerdotes y seguido del pueblo fiel fue con el Santísimo en la custodia por todas las fosas bendiciendo las mismas con el Rey de Reyes y Señor de los Señores mientras todos cantábamos el Cristus vincit. Momentos verdaderamente emocionantes. Y esa emoción contempló un hecho verdaderamente insólito. Que seguramente no hayan presenciado jamás ninguno de los lectores del Blog. No sé si tendrá algún significado o si simplemente fue producto de una rarísima casualidad. Que todo el mundo pudo ver. Con extrañeza. En el viril de la custodia no había como se ve siempre una forma redonda consagrada. Había trs o cuatro trozos de la misma, caídos sobre la parte inferior y que en parte se superponían, dejando una buena parte del cristal del viril transparente. Yo pensé, qué forma mas rara de exponer al Santísimo. Y hasta me dí una explicación. Fragmentaron todas las formas que se consagraron y en el momento de ir a colocar una entera en el viril vieron que no la había y colocaron uns fragmentos. Luego pensé que era raro que Don Juan Antonio hiciera eso porque sabe perfectamente que en un sólo fragmento está enteramente Cristo y que varios no aportan nada más a la totalidad del uno. Pero en Alcalá con eso de las formas son muy especiales y hasta tienen una custodia, que yo la he visto, donde se colocan para la adoración de los fieles y se saca en procesión un número, no recuerdo cual pero elevado de sagradas formas no le di mayor importancia a tan raro hecho. Pero la tenía. Tal vez.

Se colocó en el viril una Sagrada Forma normal para ir con ella a todas las fosas donde yacen los restos de los cuerpos rotos por las balas asesinas para bendecirlos con el Santísimo y Cristo se rompió. No voy a decir como en la Cruz pero se rompió en el viril. Sin que nadie lo rompiera. Como si hubiera querido romperse. Y bendecir con su Cuerpo roto los cuerpos rotos de los que habían muerto por Él.

Don Juan Antonio estaba tocado por el hecho. Durante el largo recorrido por las fosas llevaba verdaderamente entre sus manos el Cuerpo de Cristo roto, que se había querido romper. Conoce perfectamente el obispo que el Cuerpo de Cristo no se rompe al fragmentar la hostia consagrada, sólo se rompió la especie de pan. ¿Fue un signo? ¿Inverosímil casualidad? Ni lo sé ni soy quien para pronunciarme. Pero eso ocurrió ayer en Paracuellos.

Paracuellos ha encontrado a su obispo y el obispo se encuentra feliz en Paracuellos. Ello da lugar a un acto hermoso que todos los años se repite. Quienes vivís en Madrid o sus proximidades hacéis muy mal si no os acercáis a la que un gran obispo, gracias una vez más Don Juan Antonio por tantas cosas, llama con toda razón la catedral de los Mártires.

 

 

TEMAS |
.
Fondo newsletter