Juan Rubio es un sacerdote peculiar. De indudable personalidad, yo le conocí en un Blog sobre la Iglesia andaluza que me pareció un modelo de información y además sin ese respeto , por no llamarle temor, que generalmente hace de los Blogs sacerdotales excelentes páginas piadosas pero muy deficientes medios de información. O, al menos, nada críticos.
Asumió hace ya unos años la dirección de Vida Nueva e hizo de ella un semanario sumamente interesante y bastante centrado. Nada que ver con algunas etapas anteriores de exacerbado progresismo. Le dio además un notable impulso expansivo con ediciones hispanoamericanas. Lo que desconozco es el éxito de las mismas y su balance económico. Un día de este año se anunció su cese en la dirección del semanario lo que para mí fue una noticia sorprendente. Y tampoco sé, creo que no se anunciaron, los motivos del abandono del timón por su parte.
Pues Juan Rubio acaba de publicar un interesante artículo sobre el haber y el debe del cardenal Rouco que deja Madrid. El texto es interesante, ho hagiográfico pero distante de ataques en mi opinión inmerecidos y en ocasiones hasta viles al arzobispo que se va. Pienso incluso que el saldo que nos presenta Juan Rubio es positivo.
Los lectores juzgarán y si les parece oportuno opinarán.