Las memeces que se están diciendo sobre la aceptación de la renuncia del cardenal Rouco son de tal calibre que uno se asombra de que en algunas cabezas pueda caber necedad tanta.
Recojo un artículo de La Repubblica pero extremos parecidos, incluso peores, los habrán leído en otros medios.
http://ricerca.repubblica.it/repubblica/archivio/repubblica/2014/09/17/rouco-varela-il-cardinale-che-sfida-il-vaticano44.html?ref=search
El cardenal Rouco es inteligente y su especialidad, además, es el Derecho Canónico. Sabe perfectamente que desafiar a Roma es inútil y perjudicial. Por lo que, evidentemente, no ha dado ni la más mínima muestra de desafío. Conocía también sin la menor duda que estab en periodo de descuento pues los 75 años y la consiguiente renuncia del arzobispado madrileño la presentó en 2011. Se la han demorado tres años. De los cuales año y medio fue responsabilidad del Papa Francisco. ¿Pero no dicen que el Papa no le podía ver y estaba deseando deshacerse de él?
Pues ya hubieran querido algunos cardenales: Amigo, Tarancón…, que el Papa les hubiera odiado tanto y que por ese odio hubieran tenido tres años de prórroga. Si es que cuando se dicen mamonadas se enteran hasta los analfabetos.
Otra. Igual o mayor. El arzobispo es un okupa y en abierto desafía a Roma se niega a abandonar el palacio episcopal con lo que su sucesor tendrá que ir a un hotel, una pensión, un convento de monjas, el seminario o buscar cobijo bajo el ojo de algún puente en el Manzanares. Nadie podrá negar que eso es una abierta declaración de guerra al Papa Francisco y a Don Carlos Osoro. Y parece que unos altavoces en el palacio, o la casona, atruenan al vecindario desde las 7 de la mañana a las once de la noche con el No nos moverán.
Y que tampoco. El cardenal abandona su residencia. Había, sobre ella, un piso deshabitado, y lo acondicionó para pasar a ocuparlo cuando entregara el suyo al nuevo arzobispo. Así que de okupa, rien. Y eso estaba listo desde bastante antes de que se conociera el relevo. Con lo que era clara su voluntad de no atrincherarse en su vivienda que parece que es lo que algunos nos quieren vender. Personalmente pienso que fue un error del cardenal, y no el único, pensar en vivir allí. Y estoy convencido de que, tras lo del okupa, se buscará otro sitio para vivir. Ya lo verán.
Otro episodio de su enfrentamiento a Roma, según estos Padres de la Iglesia a la que más bien aborrecen, es mandar que en la iglesias de la archidióces hasta el momento de la toma de posesión de Don Carlos Osoro, se nombre en el Canon al arzobispo emérito administrador apostólico que es quien verdaderamente está rigiendo el arzobispado. Quien no pegaría nada en él es quien de momento no es arzobispo de Madrid. Porque si Don Carlos falleciera ante de tomar posesión, Dios no lo quiera, no figuraría en el episcopologio matritense porque nunca habría sido arzobispo de esta archidiócesis.
Y ya lo de aurora boreal es escandalizarse porque vaya a tener coche, secretario y unas monjas que le atiendan. Lo normal es que se desplazara en Metro, se cocinara la cena y viviera en un albergue de mendigos. Y alguno, para refrendar su parida, añade que Cristo no tenía coche. Pues eso que se da en la vida civil también ocurre en la eclesiástica. De hoy o de ayer es la noticia de que han detenido un coche del Vaticano que transportaba droga. Era el coche de un cardenal nonagenario que su secretario había dejado a unos amigos. Posiblemente tan sinvergüenza el secretario como los amigos. A lo que íbamos, lo del cardenal Rouco no sería ninguna excepción. Lo normalísimo.
Entiendo perfectamente que haya personas que le tengan manía al ya cardenal arzobispo emérito de Madrid, administrador apostólico de la archidiócesis. Curiosamente la mayoría de esas personas son también enemigas de la Iglesia. Con lo que intentan matar dos pájaros de un tiro. Aunque tienen tan mala puntería que normalmente sólo matan su propia reputación. Don Antonio María ha tenido luces y sombras. Como todo quisque. Viendo como deja la diócesis, y contra lo que dice alguno, las luces superan en grado superlativo a las sombras. Y eso es lo que irrita profundamente a los detractores del cardenal. El que haya dejado a Madrid cuasi de dulce. Comprendo que eso moleste muchísimo.