A mí el obispo de Lérida me parece uno de los peores obispos de España. Lo he dicho muchas veces y he dado las razones de pensar así. Evidentemente no pretendo que las comparta todo el mundo. Es simplemente mi opinión.
En años pasados, cuando teníamos unos obispos pésimos, regalo envenenado del nuncio Dadaglio, este obispo no destacaría entre ellos. Pero cuando gracias a Dios los malos obispos son ya muchísimos menos, Piris brilla con luz propia. Aunque sean tan escasas sus luces.
No me parece un malvado, de averiada doctrina. Creo simplemente que es un pobre hombre que nunca debió llegar al episcopado. Y de mentalidad mucho más fenicia que eclesial. Pero hasta en lo de ser fenicio es mediocre. Porque aquellos iban a su negocio al que le procuraban el mayor beneficio. Éste busca también ese resultado pero en su incapacidad sólo encuentra la ruina.
Está próximo a presentar la renuncia. Será el primer obispo español que la presente. El próximo 28 de septiembre. Cinco meses menos dos días. Ya está a la vuelta de la esquina. Ojalá el Papa se la acepte pronto para bien de la diócesis. Siempre que es su lugar no nombre a otro parecido. Y, por favor, más valencianos, no.
Piris aspiraba a la tranquilidad. Cosa que en sí no es mala. Siempre que no sea a costa de sus deberes. ¿Cómo tener tranquilo al clero progrecatalanista? Nombrando un vicario general entre lo más destacado del sector. ¿Cómo hacerme popular entre los ilerdenses y los poderes fácticos de Cataluña? No devolviendo lo que no es catalán sino aragonés. Aunque haya para ello mandato firme de Roma. ¿Cóm pasar por más francisquista que el Papa? Convirtiendo el vacío seminario en viviendas para desheredados.
Todo ello con bajas astucias fenicias. Yo devolvería lo que no es mío encantado pero no me dejan. Y sin hacer nada de lo que debería para que le dejaran. O más bien amparando en la sombra todas las oposiciones a la devolución. Los malo para él es que hoy ya no hay sombras. Todo queda a la luz antes o después. La medalla ante el Papa de utilizar en beneficio de los desheredados bienes ahora sin utilización queda en principio muy bien. Pero tiene un coste que va a gravar a su sucesor. Aunque como buen fenicio habrá pensado: ahí me las den todas que yo ya no tendré que responder de esos euros.
La caridad es consustancial a la Iglesia. Desde sus primerísimos años hasta hoy. Bendito sea Dios en ella. Pero como todo debe hacerse con cabeza. Y no creando nuevos problemas. Ignoro la letra pequeña de la cesión de esas viviendas que se construyen en el abandonado seminario. Perfecto si se entregan en propiedad a familas necesitadas que, por pocas que sean, verán aliviado así una gravísima situación. Y tendrán un techo. Pero si el obispado mantiene la propiedad eso va a ser una fuente de innumerables complicaciones para quienes sucedan a Piris. Posible degradación del inmueble, asunción de los gastos inherentes a la propiedad, hasta, Dios no lo quiera, futuro escenario de delitos…
Hoy,mi colega de Blog, Tomás de la Torre, le mete un buen viaje en su página:
https://gaceta.estomas-torre-lendinez/legado-obispo-piris-29042014-2252
No necesito añadir que estoy muy de acuerdo con el viaje.