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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Los 78 años del cardenal Rouco

Hoy cumple 78 años el cardenal arzobispo de Madrid. Vaya pues, ante todo, mi felicitación por esa fecha. En vísperas, ahora sí que inminentes, de su retirada.

Fue nombrado obispo auxiliar de Santiago por el Papa Pablo VI el 17 de septiembre de 1976, cuando acababa de cumplir 40 años,  por lo que está a punto de cumplir 38 como obispo. El 9 de mayo de 1984 Juan Pablo II lo promovió al arzobispado compostelano, donde era obispo auxiliar por lo que ya ha cumplido treinta años como arzobispo. El El 28 de julio de 1994 el mismo Papa le trasladó a la capital de España como su arzobispo. Así que han sido ya más de veinte años los transcurridos desde que fue nombrado arzobispo de Madrid. Curiosamente tanto en la archidiócesis compostelana como en la madrileña sucedió a Don Ángel Suquía.Si además tenemos en cuenta que durante cuatro trienios fue el presidente de la Conferencia Episcopal Española, superando en un trienio al cardenal Tarancón, nos hallamos ante una gran figura de la Iglesia de España sólo comparable en estos últimos tiempos a Don Marcelo González Martín, cardenal arzobispo de Toledo. Aunque para mí Don Marcelo tuvo una talla, y no me refiero a la física, que también, no ya no superable sino ni igualable.

Don Antonio María Rouco llegó a un Madrid eclesialmente destruido por el cardenal Tarancón. Cierto que Don Ángel Suquía había puesto ya los cimientos de su restauración. Con lo que el cardenal gallego se encontró con una ruina pero ya apuntalada y con obras de reconstrucción en marcha. Hoy deja a su sucesor una diócesis modelo. De lo mejor de España. Y con las dificultades que tiene un megarzobispado, con numerosos sectores absolutamente alejados de la Iglesia. Quien suceda a Sistach en Barcelona, yo hoy soy optimista ante esa sucesión que pienso se demorará medio año, la de Madrid la he clavado, y espero que no la joroben en el Vaticano a última hora, se va a encontrar con una ruina. Quien suceda a Rouco en Madrid se lleva un bombón. Y hoy el sucesor ya sabe quien es. Con cardenalato seguro. Quiero decir que le llegará la púrpura seguro. Y no debo decir más. De momento. Para los quinielistas, los de siempre: Toledo, Sevilla, Valencia. Quien vaya a serlo ya lo sabe.

Se abre pues el melón de la gran revolución que espera a la Iglesia en España. Hoy tenemos ya caducados a Madrid, Barcelona, Barbastro-Monzón y Segovia. El 28 de septiembre se incorporará Lérida a los pasados de fecha. Y ya en puertas, en 2015, Vitoria, Mérida-Badajoz, Burgos, Astorga, Jaén y Ciudad Real. Y eso es sólo el comienzo del tsunami. Que en un año, o año y pocos meses, caigan diez obispos, entre ellos Madrid y Barcelona, es sólo un anticipo de lo que nos espera. Aquí no va a quedar nadie. O casi nadie.

Y ojo a los deshechos de tienta. Que es una amenaza, y grave, para la Iglesia española. Lo que no sirve, y se ha acreditado hasta la saciedad que no sirve, pues puerta. Y no el convertir a la Iglesia española en el asilo de los ancianos desamparados. E inútiles. Nos llega un especimen así. Un fracaso eclesial acreditado. Y miren que lo han paseado por plazas de tercera, de segunda y de primera. Pues a repetir. Que España lo aguanta todo.  Y no viene solo. No sé si el mismo día en el que se anuncie lo de Rouco, ya, o poco después, habrá más anuncios. Y de Roma llega lo que a Roma va. Como todo el tinglado se montó para disimular una falcatruada no me extrañaría que en el pack vinieran hasta Barbastro-Monzón, Astorga e incluso otro arzobispo. Que van a venir, seguro, a no mucho tardar.

Y algo deberían hacer, también, con los auxiliares del arzobispo de Madrid. Lucidas, escasamente, apenas tenemos esa ciudad en la que el verano dura de Santiago a Santa Ana, comprueben las fechas del uno y la otra,  y que sólo tiene dos estaciones: invierno y la del ferrocarril. Acaba de fallecer un muy querido y admirado amigo, teniente general del Ejército español, medalla militar individual… y persona excelente, él y su mujer, donde las hubiere. Querido Jesús, guárdame un sitio allí. Un día, en una entrevista le preguntaron por los fríos que pasaría en la División Azul  y él contestó: Como yo nací en Burgos… Pues Burgos y poco más. Y sin poco.

Pero aquí estamos felicitando los años y despidiendo al arzobispo de Madrid. Lo otro ya llegará en su día. Y si hay que tentar de nuevo al deshecho, pues lo tentaremos. Todas sus plazas son taurinas. Sevilla, Valencia, Toledo.   

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