A los que se quiere ahora reducir a la situación de los siervos de la gleba, verdaderamente asombrosa en el siglo XXI y en la Iglesia.
A los nombre de Matapelo, Chámame Pepe, el Volpi y la Fernanda hay que unir el de Galantino. Otro pájaro de cuenta.
Creo que en los dos primeros la necedad supera a la maldad mientras que los dos italianos son mucho más malos que necios. En la monja debe ser tanto la una como la otra.