«Ser es defenderse», RAMIRO DE MAEZTU
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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Los seguidores de Lefebvre divididos entre «acuerdistas» y «resistentes»

Es un artículo de Messa in Latino que me parece interesante y verdadero:

http://blog.messainlatino.it/2014/09/i-lefebvriani-divisi-tra-accordisti-e.html

Personalmente pienso que los «acuerdistas» están en un momento óptimo. El Papa Francisco, que será lo que se quiera pero que tonto no es, necesita una medida que deje de presentarle como el verdugo de los tradicionalistas. Y más, una vez que comprobó que los tradicionalistas han pasado abiertamente a criticarle. Con dureza e incluso sin el mínimo respeto que cabría esperar. Le están llamando de todo menos bonito. Y muchos de ese sector reclaman una salida que hasta hoy en mi vida había visto en la Iglesia. Su marcha. Sólo hay dos caminos para ella: la renuncia o el fallecimiento. Me da la impresión de que ninguna de ellas entristecería a esa parte de la Iglesia. Aunque respecto a la segunda posibilidad se recaten de expresarla.

Creo, además, que el Papa es consciente del poco afecto que despierta en una parte de la Iglesia y de ahí las reiteradísimas amonestaciones contra la crítica eclesial. Y como el Papa es acabado ejemplo de crítica permanente a determinadas posiciones, que además ratifica con actos, no falta quien ya ha manifestado que lo que le irrita es que le critiquen a él. Será cierto o no, no lo sé, pero que hay algo de eso de consejos vendo que para mí no tengo es pura evidencia.

Por todo ello tal vez le venga muy bien un acuerdo con la parte menos hirsuta del lefebvrismo porque ello podría venderse como que el Papa no busca el exterminio de lo tradicional. De lo que ya unos cuantos le responsabilizan.

En esto, como en todo, será lo que Dios quiera. Y yo desconozco naturalmente los designios de Dios. Pero tampoco identifico los del Papa con ellos. Pues coincidirán o no. El Papa es el Papa. La cabeza visible de la Iglesia. Instituida por el mismo Cristo. Y Francisco es sin duda el actual Pontífice de la Santa Romana Iglesia. Pero eso es todo. Nada más. El Papa puede ser inteligente o no, santo o no. E incluso puede ser malo. Por incompetencia o por maldad. Del actual Soberano Pontífice no me manifiesto. Además mi manifestación no pasaría de un insignificante juicio particular. Pero posibilidades caben muchas. Y el Papa será el responsable de las mismas. No quienes le critiquen o alaben por sistema. Me parecen impresentables la papolatría y la papofobia. Ninguna de las dos son católicas. Pero no cabe duda de que el Papa responde de sus actos. Y no sólo ante Dios. Que también.

Creo que el Papa Francisco, equivocándose, inaugura una era hasta ahora inédita en la Iglesia. Al Papa habitualmente no se le criticaba porque la inmensísima mayoría de los católicos no sabía ni quien era. Sólo que existía un Papa. Después, cuando los medios de comunicación se fueron extendiendo, se supo más del romano Pontífice. Y hoy, hasta cuando estornuda. Prescindo de los enemigos de la Iglesia y por tanto del Papa. Allá ellos. En el siglo XIX, en el que imperaba la prensa, ya se manifestaron algunas críticas al Pontífice desde quienes se decían católicos. Más o menos veladas. En el XX, con radio y televisión, y en sus finales con internet, la críticas aumentaron. Me refiero siempre a las provenientes del seno eclesial. San Pío X, Benedicto XVI, Pío XI, recuérdese el affaire de La Acción Francesa, Pío XII… Pero eran más bien declaraciones individuales o de grupos minoritarísimos y generalmente con miembros no identificables. Creo que hoy eso ha cambiado y no es arriesgado decir que un sector de la Iglesia, más o menos importante pero ciertamente con un nivel intelectual superior al de la media católica, se está manifestando con virulencia notoria sobre el Papa Francisco. No hay más que leer a unos cuantos en este mismo Blog. Y que en principio son gente que frecuenta los sacramentos, ama a la Iglesia. la defiende, contribuye a su mantenimiento, da sus hijos al sacramento del orden o a la vida religiosa… Cambiarles por rabinos o imanes, gays y lesbianas, divorciados y abortistas, negadores del dogma y la moral de la Iglesia, curas rebotados y demás tropa, me parece arriesgadísimo y peligrosísimo.

Y como, vuelvo a repetir, Francisco no es tonto, no me extrañaría que quisiera disimular dichos y hechos con la gran noticia de que la Fraternidad Sacerdotal de San Pío X vuelve a la Iglesia. Cosa que a mí me agradaría mucho y que disimularía lo de los Franciscanos y las Franciscanas de la Inmeculada, la diócesis paraguaya de Ciudad del Este, la defenestración, si se produjera, del cardenal Burke, la llamada al próximo Sínodo de Kasper y Danneels, los nombramientos argentinos, abrazos incomprensibles y cien declaraciones desmentidas, puntualizadas, corregidas, interpretadas… Entiendo sin embargo que hay cosas que ni el regreso de Fellay y los suyos a la Iglesia católica justificaría. Por ejemplo la kasperada. De rodillas, de pie o en decúbito prono o supino.     

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