«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Bien por Munilla

Cien curas, lo peor de la Iglesia de San Sebastián, critican a su obispo.

http://www.abc.es/espana/20140729/abci-curas-nacionalistas-obispo-201407291954.html

En primer lugar, a ver si son cien. Que ya estamos muy acostumbrados a estas cifras redondas que muchas veces no son ni la mitad de la mitad. De los cien el periódico da sólo dos nombres. Y todos sabemos los que son los «trescientos» curas de Madrid, opuestos al cardenal Rouco, que apenas pasarán de una docena, o los «mil» eternos asistentes a los congresos de la Juan XXIII que en las últimas ediciones no eran ya muchos más de cien.

En el caso, que ya digo que no me lo creo, que fueran cien los curas firmantes, y eso se acredita con nombres y apellidos, pues ya serían menos de los que hace cinco años, a la llegada del obispo a San Sebastián, se manifestaron también contra él. Y por los mismos motivos. Y no sólo son menos sino que además son cinco años mayores. Y a saber cuantos de ellos están ya fuera de combate o a punto de estarlo.

Reconocen expresamente  como padres putativos a los directos responsables de la práctica desaparición del catolicismo en l diócesis de San Sebastián y acusan al actual obispo, monseñor Munilla, de no seguir la nefasta vía de sus predecesores. Dos sombras negras que todavía merodean no diré que para perdición de las almas pues ya no son nadie y los pocos que les siguen y añoran están más perdidos que Pulgarcito en el bosque. Y pobre lidarazgo el de un Setién con 86 años y un Uriarte con 81.

Estamos pues ante la pataleta de quienes saben que se mueren y ven que tras ellos no queda nada. Porque lo que está renaciendo de catolicismo en las Vascongadas está en las antípodas de lo que ellos significaron. Y en su desesperación han perdido todo vestigio de racionalidad si es que alguna vez tuvieron algo de eso. Porque quienes han sido los artífices de la práctica desaparición de la religión católica en aquellas tierras acusen al obispo actual de que «la diócesis está desfigurándose y deshaciéndose» es ya el colmo de la mentira o de la ceguera.   

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