Y cuánto antes lo haga mejor para él
Hubo un obispo en Tortosa
que no destacó gran cosa.
O para ser más exactos,
ayuno de buenos actos.
No lejos, un adoquín,
hartaba al buen mallorquín.
Y en el trasero la suela,
lo mandaron a Orihuela.
Los que estaban en el pozo
le recibieron con gozo
porque nadie se esperaba
fuera peor quien llegaba.
La acogida fue brillante
y el entusiasmo al instante
se volcó con el prelado
de ilusiones aureolado.
Y el nuevo obispo, avisado,
ganó hasta el desconfiado.
Días de rosas y vino
prometía el tortosino.
Y nombró nuevo vicario
con gozo del vecindario.
Más salió rana ese Don.
¡Qué digo rana, escorpión!
Sacerdote la mujer,
aborto, podría ser,
optativo el celibato,
los gays de la Iglesia ornato.
Obispo con tal vicario
ha de salir del armario.
Y al vicario destituye
o él mismo se prostituye.
No demore Don Javier
lo que debió hacer ayer
porque es vida dolorosa
malandar en verso y prosa.
Y un obispo tan silente
Mallorca no lo consiente.
Le sobró con el pasado
para repetir prelado.
Mañana más ripios si sigue Vera a su vera.