Por sus indulgencias con lo que no era indulgenciable. Es una muy buena persona pero ese buenismo le había hecho olvidar que tenía un báculo que no sirve sólo como ornato externo en las ceremonias. Personalmente siento el disgusto que se ha tenido que llevar porque es duro tener que rectificar públicamente los errores cometidos. Dios quiera que otros aprendan en cabeza ajena y que el actual desmadre comience a corregirse.
De momento no voy a ser más explícito ante la espera de acontecimientos. Que supongo llegarán a no tardar mucho. Por lo menos para un obispo de España la visita ad limina no ha sido feliz.