«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Me parece penoso. Católicamente y monárquicamente hablando

Hoy leo esto:

http://vozpopuli.com/actualidad/49235-la-prensa-italiana-echa-mas-lena-al-fuego-el-rey-juan-carlos-ya-vive-con-corinna-en-londres

Un cuasi despojo humano, en el cuasi por supuesto hay grados, tal vez próximo al record Guinness,. o como se escriba, de intervenciones quirúrgicas recientes, muy próximo a los ochenta años que lleva además muy mal, no digo ya en lectura, que nunca fue lo suyo, y en lo que hemos asistido a imágenes patéticas, sino también en movilidad tan mermada, y ya no entraré en otros aspectos, era hasta no hace nada el rey católico de España. De título, evidentemente. De realidad nada. Y me refiero no sólo a lo que se cuenta de su aversión al sexto mandamiento de la Ley de Dios. Heredero en la Corona de España de Franco, no lo fue de su padre que nunca la tuvo, ni evidentemente mío, vivió casi cuarenta años feliz en el trono y según dicen en la cama, que no en el tálamo nupcial. Ahora, en su ancianidad decrépita, no hay más que verlo, dicen algunos, sólo sé que si es verdad lo dicen, quiere vivir algún tiempo un amor de ancianidad. Que suelen ser falsísimos y cornudísimos. Digo que suelen. No que éste lo sea. Que será lo que sea. Que no lo sé ni me importa.  

Ya sé que tengo veleidades incompatibles con estos tiempos. Pero tengo las que me da la gana. Y reyes como Juan Carlos de Borbón no son los míos. Creo que tengo derecho a manifestarlo. Qué le recuerden con nostalgia y admiración quienes quieran. Yo no. Y si su final es ese. Pues para él. Yo ya me suponía algo así. Tal vez no tanto.

En mis sueños, cada uno sueña lo que quiere, quisiera reyes santos. Como Fernando e Isabel. O reyes católicos. Como otros. Aunque no fueran santos. Que hemos tenido unos cuantos. Mejores o peores reyes. Llevamos un ya largo tiempo en el que las mejores, Doña Virtudes, Doña Victoria Eugenia, Doña Sofía, todas venidas de fuera, e incluso algunas de fuera de nuestra religión, eran lo más digno de nuestra monarquía. Todas, por supuesto, con unos cuernos que no podían pasar de frente por las puertas. Hoy ya ni puedo asegurar esa dignidad. Pues yo quería una monarquía católica. Con todos sus defectos y sus pecados. Si ya no lo es me la trae al pairo. Como Don Juan Carlos de Borbón, exrey de España. Que le haga muy feliz quien sea en lo poco que ya le queda. Por imperativo de la edad. Y si no le hace feliz  y le hace cornudo, por mi parte ni una lágrima. Recibiría lo que él repartió a manos llenas. Trofeos de c aza mayor.

Durante siglos hemos vivido la alianza entre el Altar y el Trono. Hoy la han roto. Los reyes también. Eso no era un dogma de mi fe aunque lo aceptara como situación. Con esos tronos ni a cobarr una herencia. Me sobran las preocupaciones con el Altar. Qué las tengo.   

 

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