Hoy por hoy me parece uno de los peores obispos de España
Junto con Salinas, ambos valencianos.
Tenemos hoy un episcopado bastante aceptable. Con ovejas negras. Pocas. Malos, malos, que no hace tantos años eran muchísimos, hay pocos. El de Lérida, el de Mallorca y casi ninguno más. Si ya pasamos a contar los inútiles la cifra aumentaría. Tal vez hasta la docena. Como mucho. No creo que lleguen a tantos. Tal vez algún día, haciéndome amigos, dé la nómina de los inexistentes.
No existe el obispo perfecto. Que perfecto es sólo Dios. Galicia renquea. Asturias está bien servida. Cantabria ni fu ni fa. Vascongadas tiene una calamidad pero mucho más por incapacidad que por maldad, los otros, excelentes. Navarra, aceptable. En Cataluña, buenos y mediocres. Piris está en lo peor y algún otro se le aproxima. La Rioja tiene un obispo por lo menos aceptable y posiblemente más. Valencia aprueba bien. Creo que uno es muy notable, otro saca buena nota y el tercero a esperar que mejore su nefasto pontificado anterior. Y da la impresión que no quiere repetirlo. En Andalucía hay excelentes obispos y alguna mediocridad. Extremadura pues «asegún». Uno malo y dos aceptables. Castilla La Mancha está bien salvo uno. Castilla León recuperándose de pésimos pastores. Hoy tiene algunos excelentes y tambien medianías. Algunos ni siquiera medianía pues tal vez ni existan. Madrid parece excepcionalmente bien cubierta. Aragón, mal. La sombra del Yanero Solitario esquilma cuanto cubre. Aunque algún obispo parezca notable. Murcia, a la que yo veía con malos ojos, no evidentemente por la región, creo que se va asentando bien. Quedan las islas que como tales son periféricas. En las Baleares, salvo la inmensa decepción de la salina desalada, creo que hay un episcopado normal. Y lo mismo en las Atlánticas. En estas últimas también me parece que el tinerfeño, del que tenía mis prevenciones, lo está haciendo francamente bien.
Pero hoy no quería hablar de nuestros obispos sino de Piris. E insertar un comentario del abogado de quienes quieren recuparar la propiedad de lo que es suyo. O de parte de ellos. Sin duda es opinión interesada. Pero creo que vale la pena conocer. Luego se compartirá o no.
Ésta es:
«Queridos amigos, me permito recordar que, cuando se discutió en el Museo de Lérida la interposición de los recursos contencioso-administrativos contra la catalogación de patrimonio cultural aragonés, que han recibido esta semana estas dos últimas resoluciones del T. Supremo favorables para nosotros, los miembros del Consorcio (Generalitat, Ayto. de Lérida, Diputación de Lérida, Obispado de Lérida, Comarca del Segriá) votaron todos a favor de interponer esas acciones judiciales, salvo Piris, que «se abstuvo», lo que, jurídicamente se interpreta siempre como que consiente en que esos recursos se presenten al no votar en contra, lo cual, a efectos prácticos, es como si hubiese votado a favor. Con ello, Piris, quería estar entre dos aguas, sabiendo que estaba en realidad solo en una, en el agua del nacionalismo catalán: atacar la catalogación aragonesa para que las piezas se queden en Lérida y que el disfruta. Este Obispo, que nadie sabe qué méritos haya podido tener para desempeñar este cargo, aparte de su amistad con el Card. de Barcelona cuando este era el rector de la parroquia de San Fernando de Valencia y Piris era allí su ayudante, pretende hacerse ahora el sueco, la estatua. Es la hipocresía de Piris; por un lado le dice a Milián que si por el fuera le devolvería las piezas, pero no se las devuelve, y por lado se abstiene en la votación de recurrir la catalogación aragonesa, pero no se opone a recurrirla, etc… Pretende pasar disfrazado de cordero, siendo un lobo rapaz para los intereses de la Iglesia. Su mendaz postura en Roma, la de Piris, era que el quería entregar las piezas, pero, no le dejaban las autoridades del Museo de Lérida. Ahora, todo esto se le ha venido abajo, porque las dos últimas resoluciones del T. Supremo obligan a Piris como miembro del Consorcio, y en ese proceso judicial se dice que la catalogación catalana «carece de efectos jurídicos» (a instancias mías como letrado), lo cual es lo trascendental. Y pensar que Piris fue al Juzgado 4 de Lérida a decir que las piezas eran suyas cuando los Tribunales vaticanos habían dicho en firme todo lo contrario. El que le consintió esto (Bertone), tendrá que penar toda su vida por esta humillación a los Tribunales de la Iglesia. A Piris hay que echarle a cajas destempladas de la Iglesia, obispos como este son los que llevan a la Iglesia a su decadencia. Necesitamos obispos valientes, comprometidos con la fe, defensores a ultranza de la verdad, y Piris no lo es, ni además tiene categoría para serlo. Es una nulidad y una calamidad para la Iglesia, a la que tanto daño ha hecho y sigue haciendo».