Acaba de levantarse el telón de lo que va a ser la representación del tremendo cambio que ocurrirĆ” en la Conferencia Episcopal EspaƱola en los próximos dĆas, meses y aƱos. De aquĆ a diez aƱos apenas va a quedar nadie de los actuales obispos espaƱoles. Pero es que ni los reciĆ©n nombrados para Madrid y para Valencia. Y a ese cambio me refiero. Al de las personas. Un cambio ideológico todavĆa estĆ” por ver caso de que se produzca. Y el tiempo estĆ” con lĆmites de caducidad inmediatos. Por quien les nombra y por los nombrados. Al menos hasta el momento. Pues si alguien piensa que el rostro de BlĆ”zquez, de Osoro y de CaƱizares son el de la revolución deberĆa ir a un oculista.Ā
Pero lo que sĆ es cierto es que comienza un cambio personal que por ahora no es ni generacional. Rouco es ocho aƱos mayor que Osoro y nueve que CaƱizares. Casi de la misma quinta.Ā
Quien ha sido veinte aƱos arzobispo de Madrid y doce presidente de la Conferencia Episcopal EspaƱola se ha ido. Aunque le queden unos dĆas de Administrador Apostólico. De personalidad acusadĆsima, con sus luces y sus sombras, deja a su sucesor una diócesis óptima. Y de pocos obispos espaƱoles se puede decir eso. Sobre todo teniendo en cuenta que hablamos de una megadiócesis. Con todos los problemas que ello comporta. Seminario abundantĆsimo para lo que hoy tenemos en EspaƱa, numerosas parroquias germinantes por usar la grĆ”fica terminologĆa de mi admirado Oriolt, un clero en su gran mayorĆa pastueƱo, joven en notable proporción e ilusionado, un San DĆ”maso que es un referente… Lo que se dice, un chollo.
Pues eso se encuentra Don Carlos Osoro que es obispo con baraka. Pues, salvo en Oviedo, se ha encontrado con tres diócesis facilitas. Y ya es decir de Madrid que sea facilita. Aunque creo que también es de justicia manifestar que en la buena situación de Madrid, con sus problemas ciertamente, ha influido no poco una mano suave y discreta, obispo en la sombra, paño de lÔgrimas en ocasiones, de presencia permanente aunque para muchos invisible que ha hecho cómodo el gobierno de Madrid. Cómodo ciertamente para el arzobispo y sobre todo para los gobernados.
La Iglesia, en este mundo, no suele ser agradecida. Tal vez por estar segura de que la fiesta es en el otro. Pero pienso que  debiera esmerarse un poquito mÔs en el acÔ. Y premiar entregas aunque los entregantes no lo hagan por el premio. No queda bien, no es de bien nacidos, y menos si el nacimiento es el bautismal, olvidar tantas veces el premio merecido.
Don Antonio MarĆa Rouco pasó ayer a ser arzobispo emĆ©rito de Madrid. Con 78 aƱos cumplidos y 20 como titular de la archidiócesis de la capital de EspaƱa. Pienso que su pontificado figurarĆ” entre los verdaderamente importantes de esta reciente diócesis pues tiene poco mĆ”s de un siglo de existencia. Llega Don Carlos Osoro y con buen cartel. AdemĆ”s con cambios temperamentales que agradan al personal. Don Antonio daba sensación de marcar distancias, tal vez por un carĆ”cter introvertido, si bien quenes le han tratado dicen que en distancias cortas es otra cosa, Ā mientras que don Carlos es pura extroversión. Abrazos, sonrisas, cuando no carcajadas, multipresencia… Pero hay algo en su llegada inevitable. Cuando tome posesión estarĆ” próximo a los 70 aƱos. Descontada la prórroga, que cabe suponer que tendrĆ”, nos encontraremos con un pontificado de siete u ocho aƱos. De los que hay que descontar el tiempo que le lleve llegar a un mĆnimo conocimiento de lo que le han encomendado. El cardenalato es seguro. ĀæUn aƱo? ĀæDos? Y muy probablemete la presidencia de la Conferencia Episcopal concluido el mandato de BlĆ”zquez. Pero tambiĆ©n eso serĆ” efĆmero. Un trienio. Como mucho dos.Y tambiĆ©n es aventurable que sus ĆŗltimosaƱos madrileƱos sean con otro Papa. Pues el actual es siete aƱos mayor que Ć©l. Ayer se abrió un libro con las pĆ”ginas en blanco. Dios quiera que Don Carlos las llene tan bien o mejor de lo que Don Antonio las llenó.
Y nos queda CaƱizares en Valencia. Consiguió llegar a EspaƱa tras loorĆ”rselo hasta al Sursum Corda. Y no en triunfo. A una archidiócesis importante pero no de Champions. Esperemos que lo haga mejor que en encomiendas anteriores. No soy muy optimista pero tampoco estoy con la escopeta cargada esperĆ”ndole. Mediocrillo evidentemento lo es pero tambiĆ©n llega a una diócesis fĆ”cil en la que como no se empeƱe mucho no la fastidiarĆ”.Desde aquĆ, si Dios nos da vida, contaremos sus Ć©xitos, caso de que los tenga, y sus fracasos. Ā Ā
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