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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

En Salamanca aparece el obispo

Lo que es una buena noticia. Porque los obispos inencontrables son lo mismo que tener un primo en Ulan Bator.

«Ante las noticias aparecidas en los Medios de Comunicación en relación con la Cofradía del Santísimo Sacramento de Vitigudino, el Obispado de Salamanca desea iluminar la conciencia de los fieles católicos con las siguientes aclaraciones:
 
1.- Las Cofradías son asociaciones públicas de fieles a las cuales no pueden pertenecer quienes rechazan públicamente la fe católica o se apartan de la comunión eclesiástica (Cfr. c. 316.1), que se concreta en los vínculos de la profesión de fe, de los sacramentos y del régimen eclesiástico (Cfr. c. 205).
 
2.- El alcance del principio de comunión está más determinado en el canon 209.1, al precisar que “los fieles están obligados a observar siempre la comunión con la Iglesia, incluso en su modo de obrar”.
 
3.- Los Estatutos de la Cofradía del Santísimo de Vitigudino establecen en el artículo 4: “Podrá ser admitido válidamente a la Cofradía todo fiel bautizado que esté en comunión de fe y costumbres con la Iglesia Católica”.
 
4.- La llamada “unión libre” del hombre y la mujer que de forma pública y estable implica una relación sexual sin estar casados es contraria a la ley moral católica y excluye de la comunión sacramental. (Cfr. Catecismo de la Iglesia Católica n. 2390).
 
5.- El culto agradable a Dios exige el testimonio público de la fe en la vida diaria de los bautizados, que se ha transformado en el encuentro con Jesús. Esta vida está llamada a la “coherencia eucarística”. (Cfr. Benedicto XVI, Sacramentum caritatis 83; Papa Francisco, Evangelii gaudium n. 1).
 
6.- La separación entre la fe y la vida moral cristiana, a la que nos invita el relativismo actual, contradice la esencia de la vida y del Evangelio de Jesús y la enseñanza y la misión de la Iglesia.
 
7.- Los anteriores principios han venido orientando la acción de las Cofradías de la Diócesis de Salamanca. Las Cofradías del Santísimo Sacramento, en comunión con sus pastores, han llevado a cabo una fructífera misión apostólica de promoción del culto eucarístico, de evangelización, de ejercicio de la caridad y de fomento de una vida cristiana más perfecta de sus miembros. Tal ha sido también la larga y venerable historia de la Cofradía del Santísimo o Sacramento de Vitigudino. El ejemplo de nuestros mayores, la fidelidad en la fe de la Iglesia y la docilidad a la guía del Espíritu Santo deben alentarnos a superar la actual crisis para un renovado testimonio de vida eucarística».
 
La diócesis recuerda principios básicos pero que en estos momentos, por dejación reiterada, mucho ignoran.
Todo el mundo puede hacer lo que le dé la gana mientras sea legal. Y creo que no tengo que recordar al lector que me lo reprochó que me conozco muy bien la diferencia entre las obligaciones morales y las legales. Cualquiera tiene derecho legal a vivir como le dé la gana aunque de cómo viva tenga en su día que dar cuenta a Dios. El vivir «arrejuntao» no excluye a nadie del catolicismo. Puede y debe ir a misa, casarse por la Iglesia, ser miembro de una cofradía, voluntario de Cáritas… Pero… no puede comulgar. Y sería incongruente que fuera el presidente de la Adoración Nocturna, catequista, profesor de religión, hermano mayor de una cofradía, ministro extraordinario de la comunión o delegado episcopal de Cáritas. Así de sencillo. Y parece que cualquiera lo puede entender con neurona y media que le funcione.
 
Puede, sin embargo, ser registrador de la Propiedad, jefe de Bomberos, médico en el ambulatorio, jugador del equipo de fútbol local, concejal del PP o del PSOE, amigo de Doña Leticia…
 
El obispado de Salamanca, y parece obvio que con conocimiento y aprobación del obispo, Don Carlos López, ha hecho lo que debía. Los curas de Vitigudino se han visto respaldados por quien tenía que respaldarlos. Quien ha quedado como Cagancho en Almagro, o peor, es el antiguo párroco de aquella localidad que había salido en defensa de la mayordoma y criticando a sus colegas. Se llama Ignacio Gómez. Conviene que recuerden el nombre porque doctrinalmente no parece de fiar. O, al menos, no comulga con el obispado.
 
http://www.lagacetadesalamanca.es/provincia/2014/07/30/exparroco-vitigudino-defiende-mayordoma-rechazada/123890.html
 
Y bien por Don Carlos López. Que en esta ocasión no se ocultó tras un burladero y se le vio en el ruedo. Parando, templando y mandando. Esperemos que no sea faena única. 
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