«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

La salina sigue desalada y la diócesis desolada

¿Para qué un obispo así?

En todas las fotografías del obispo de Mallorca, otro valenciano, observo que no tiene labios. Por lo que es inútil en él aquella oración que decía: Domine labia mea aperies et os meum annuntiabit laudem tuam. 

Pues si no hay labios no podrán abrirse. Y además su boca no anuncia nada. Ni las alabanzas de Dios. Es un obispo silente.

A día de hoy sigue manteniendo un vicario general que ya manifestó lo que pensaba y cabe deducir que el obispo, con su silencio, pensará lo mismo. Y, que sepamos, sigue permitiendo que en su parroquia de Sencelles el próximo sábado 22, a las 17 horas, exponga sus peregrinas ideas la monja Forcades bajo el título de «Fe y actualidad». Pues si que va a quedar bien la fe en la isla con esos tres mosqueteros: Salinas, Vera y la Forcades. 

Pues usted a lo suyo, señor obispo. No abra unos labios que parece no tener y no anuncie la alabanza de Dios. Porque lo que no se cree nadie es que lo que dicen su vicario y la monja que recibe en una de sus parroquias sean alabanza de Dios. No se lo cree ni usted.

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