Todavía no se conoce el libro de Socci, creo que se presenta hoy, y Francisco ha dividido a los católicos, y hasta a los cardenales, hasta extremos desconocidos desde el siglo XVI. Incluso hay quien parece afirmar, ya digo que desconozco los argumentos, que la elección de Francisco no fue válida.
Hasta ahora los sedevacantistas basaban su posición en el Papa hereje. Memez supina que no arrastraba prácticamente a nadie. El fenómeno lefebvrista, más serio, mantenía formalmente, materialmente en algunas expresiones podría ser más discutible, el reconocimiento del Papa. Ahora ya se niega por algunos, Así como la validez de la renuncia de Benedicto XVI.
Yo no tengo la menor duda sobre la legitimidad del Papa pero me parece sumamente peligroso para la Iglesia tanto rechazo y también creo que en buena parte lo está causando el Papa con sus reiteradas actitudes. No digo con ello que esté justificado el rechazo sólo que en su origen están hechos y dichos del Papa. Que, pienso también, se debería cuidar más.
A Socci ya le han hecho la propaganda del libro. Que me imagino se va a vender como rosquillas si antes de aparecer tiene ya esa publicidad.
Hoy os señalo dos muestras más de ello. Provenientes de sectores muy distintos.
El Papa tiene que ser el centro de unidad en la Iglesia y no la causa de la dispersión. O eso es lo que yo pienso. Y me parece equivocadísima la política, caso de que exista, de echar a católicos a cambio de no atraer a nadie. Porque no hay que confundir el aplauso al Papa con la entrada en la Iglesia. Y más si ese aplauso lo motiva lo que quienes aplauden piensan que es la demolición de la Iglesia. Y los que protestan también. Curiosa conjunción de extremos que Francisco está logrando.
No me parece nada eclesialmente positivo. Puedo estar equivocado. De lo que estoy seguro es de que el libro de Socci se va a vender mucho. El marketing ya se la han hecho. Aunque sólo diga tonterías. Que también es posible.