«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Un titular equivocado: «Misioneros: mucho más que sacerdotes»

http://www.elmundo.es/internacional/2014/08/11/53e8ea0622601d197a8b4587.html?a=f04286d62ff566b70c7b881acd2a3817&t=1407824012

No se le pueden pedir peras al olmo ni a los periódicos exactitudes. Pero el titular de El Mundo que recogemos refleja la ignorancia sobre lo que es el sacerdocio católico. En misiones y en lugares que no son de misión. Si es que algiuno queda. 

El sacerdote es el padre de la comunidad cristiana. Y las funciones de padre son amplísimas. Lo grave es confundir las propias con las supletorias. Como lo hace El Mundo. Y como también lo hacen algunos sacerdotes.

El probema surge cuando las supletorias agradan más al cura que las propias. Entiendo perfectamente al sacerdote médico, profesor, agricultor, ingeniero de caminos y hasta reivindicador social. No hay nada malo en que lo sean y en no pocas ocasiones tienen que serlo. Pero si esas añadoiduras, muy justas y convenientes, llegaran a anular la verdadera misión del sacerdote, que es llevar almas al cielo, algo ha quebrado en el esquema.

Porque el sacerdote que debe enseñar a sus niños a leer, si no se lo enseñan otros, que debe alimentarles, si no lo hacen otros, y curarles, responsabilizarles, abrirles al progreso…, corre el riesgo de asumir roles, en ocasiones socialmente mucho más rentables y valorados, que opacan su verdadera misión sacerdotal y en ocasiones hasta la eliminan. Incluso con gran contento de ellos no pocas veces.

Pues se han equivocado de cometido. Aunque en el nuevo les vaya muy bien. Y en más de una ocasión sea la puerta para abandonar el sacerdocio.  

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