A estas monjas, con la colaboración de un monje cisterciense de Santa María de Huerta, también les da por el zen. Matapelo y Chámame Pepe da Trapallada Carballeira, tan ocupados en corregir las supuestas desviaciones de los Franciscanos de la Inmaculada, no hacen nada para cortar de una vez con este orientalismo absurdo que invade la vida religiosa. Que o les trae sin cuidado o tal vez les parezca muy bien. Lo único verdaderamente intolerable para ellos es que unos frailes celebren misa por el modo extraordinario. Mientras esos dos inútiles sigan al frente de los religiosos bien podemos decir con el Dante: lasciate ogni speranza.
Para ver mejor el cartelito de marras y leer sin lupa lo del zen click en el siguiente enlace que lo da un poquito más aumentado
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