«Ser es defenderse», RAMIRO DE MAEZTU
Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Por una vez tengo que manifestarme en abierta oposición al Papa

De verdad que lo siento pero tengo que ser mÔs amigo de la verdad que de Platón

Ha llegado lo que algunos lectores, poco amigos, estaban deseando desde hace casi un aƱo. “Ése, antes o despuĆ©s, termina manifestĆ”ndose en contra del Papa. EstĆ” disimulando pero llegarĆ” el dĆ­a en el que le pillaremos. Pues ese dĆ­a ha llegado. Ya pueden arremeter contra mĆ­. Ya he criticado al Papa. Por escrito. AhĆ­ queda para quien quiera encontrarlo. Porque yo no borro mis escritos. Aunque reconozca mis equivocaciones. Y en esta ocasión no estoy equivocado.

El Papa ha dicho que no hay familia perfecta, padres perfectos… y no digamos ya suegras perfectas. Eso es una obviedad. Nadie es perfecto salvo Dios Nuestro SeƱor. Si es eso lo que quiso decir no tengo nada que objetar. Pero dentro de lo humano hay personas tan extraordinarias que analógicamente se las puede calificar de perfectas.Ā 

Y yo he tenido una suegra asĆ­. Maravillosa. Buena, inteligente, cariƱosa, simpĆ”tica, guapa, religiosa, culta, de exquisita educación, una verdadera seƱora en el mejor sentido de la palabra… AsĆ­ que Santo Padre, me veo obligado a discrepar notablemente de Su Santidad. Y como lo siento, lo digo.

Si fuera un colaborador de Radio María italiana igual el responsable de la misma suspendía mi programa ante tan abierta y pública discrepancia con el Papa. Pero como no lo soy no va a ser el caso. Si fuera religiosos muy probablemente Matapelo y ChÔmame Pepe da Trapallada Carballeira me enviaran un comisario que como primera medida igual me prohibía rezar mi rosario. Afortunadamente no estoy bajo su jurisdicción y podré seguir pasando las cuentas del que llevo siempre conmigo. Si fuera un sacerdote que dijera misa tradicional en Santa María la Mayor, el cardenal Santos Abril, muchos santos para un abril sin flores, muy probablemente me expulsaría de la basílica en la que es arcipreste. Pero tampoco va a haber lugar.

Así que sólo queda, para quienes llevaban casi un año al acecho para pillarme en una crítica al Santo Padre, la enorme satisfacción de haber encontrado a la cigueña sedevacantista que antes o después estaban seguros de que aparecería. 

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