El mariscal libio Jalifa Hafter ha pedido en Roma que la Unión Europea (UE) levante el embargo de la ONU para el envío de armamento bélico a Libia y mande al país drones y helicópteros para controlar las fronteras libias y frenar los incesantes flujos migratorios hacia Europa.
«Mis fuerzas (del Ejército Nacional libio que dirige) pueden ofrecer apoyo, pero vosotros europeos deberíais enviar ayuda: drones, helicópteros, visión nocturna, vehículos…», dijo.
Hafter realiza estas reflexiones en una entrevista publicada por el diario italiano «Corriere della Sera», después de reunirse en Roma con los ministros italianos del Interior, Marco Minniti, y de Defensa, Roberta Pinotti.
El polémico mariscal ha realizado su primer viaje oficial a Italia para presentar al Ejecutivo transalpino «un plan elaborado» que destaca que «Libia no es un país de destino» de los miles de inmigrantes y refugiados que huyen de sus países, sino «un pasillo» que atraviesan para «llegar a Europa».
El mariscal, en estos momentos el hombre fuerte del país, celebra que en las reuniones en Roma se ha abordado «el compromiso común en la lucha contra el terrorismo y la necesidad de frenar la inmigración ilegal».
Reconoce que está «a la espera» de reunirse con el enviado de la ONU para Libia, Ghassan Salamé, para conocer su «plan de ruta» en el país y opina que la estabilidad pasa por enviar material militar: «todos los países europeos interesados en frenar la inmigración deberían revocar» el embargo de la ONU.
«Preferimos la vía política pero cuando esta no funciona hay que buscar otras soluciones. Estamos derrotando el terrorismo en Libia no por vía diplomática sino con las armas», comenta.
También critica al Gobierno italiano por apoyar a las milicias de Trípoli para contener la salida de inmigrantes y afirma que «la única fuerza soberana» es el ejército controlado por Hafter.
«Los flujos migratorios han disminuido no gracias a las milicias sino al nuestro ejército que está extendiendo el dominio en el territorio», añade.
Finalmente, se refiere a la orden de detención que emitió en agosto la Corte Penal Internacional contra Mahmud al Werfalli, un alto dirigente militar de las fuerzas de Hafter, acusado de crímenes de guerra por el asesinato de 33 personas en el este de Libia.
«Yo respeto las leyes para los derechos humanos y la autoridad del Tribunal Internacional de la Haya. Pero añado que en Libia todos los días se cometen crímenes horribles. ¿Por qué se centra la atención solo en Werfalli?», concluye.
Libia es un estado fallido, víctima del caos y la guerra civil, desde que en 2011 la OTAN contribuyera a la victoria de los rebeldes sobre la tiranía de Muamar al Gadafi.
Desde 2014, el país está divido en dos, con un gobierno en Trípoli sostenido por la ONU y otro en el oeste bajo la tutela del mariscal Jalifa Hafter.
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