Al menos dos niños han muerto y otros cuatro han resultado heridos como consecuencia de la explosión de un proyectil de mortero abandonado en la provincia afgana de Paktika, en el sureste del país.
El incidente ha tenido lugar en la localidad de Jani Jel, según han hecho saber este domingo responsables locales a la agencia de noticias oficiosa del movimiento talibán, Bajtar, que han confirmado además que todas las víctimas son miembros de la misma familia.
El suceso es el último ejemplo del peligro que representan las toneladas de munición sin explotar repartidas por Afganistán tras décadas de conflicto, especialmente para la población infantil.
En un informe publicado este pasado sábado, la ONG afgana Rawadari constató que las minas antipersona y otros explosivos sin detonar han costado las vidas, solo en 2023, de 55 personas, entre ellas 43 niños, y herido a 52, entre ellas 31 menores.
