La autopsia del forense del condado de Hennepin de los restos de George Floyd, el hombre de raza negra muerto hace hoy una semana en Mineápolis (Minesota, EE.UU.) tras ser violentamente detenido por un policía blanco, determinó que su fallecimiento fue un homicidio.
Según el documento, hecho público este lunes por el diario The Washington Post, Floyd pereció de «paro cardiopulmonar que se complicó con el subyugamiento, limitación y compresión del cuello» el pasado 25 de mayo a las 21.25 hora local (02.25 GMT).
Añadió que la víctima sufrió las lesiones que llevaron a su fallecimiento cuando fue inmovilizado por las fuerzas del orden.
Ese examen médico agregó que Floyd padecía problemas del corazón y apunta a una «intoxicación de fentanilo y consumo reciente de metanfetamina» como «condiciones significativas», pero no precisa si contribuyeron a su muerte.
Esa autopsia se hizo pública después de que el examen médico ordenado por la familia de Floyd se difundiera este lunes y confirmara que falleció por «asfixia debido a una presión sostenida».
De acuerdo con ese informe solicitado por la familia, «hubo una compresión del cuello y de la espalda que llevaron a una falta de riego sanguíneo al cerebro» de Floyd, anunció el abogado de los parientes de la víctima, Benjamin Crump, en una rueda de prensa.
Continúan las protestas en las calles de las principales ciudades
Estados Unidos vive una nueva noche de protestas y disturbios, pese a los toques de queda declarados en las principales ciudades, cuando se cumple una semana de la muerte de George Floyd.
En la capital, Washington DC, algunos manifestantes siguen en partes del centro de la ciudad, pese a que las fuerzas de seguridad intentan dispersarlos. Algunos grupos está lanzando piedras y destruyendo los escaparates de las tiendas.
Minutos antes del toque de queda, que se inició a las 19.00 hora local, la policía dispersaba con pelotas de goma y gases lacrimógenos a los manifestantes congregados junto a la Casa Blanca para que el presidente, Donald Trump, pudiera salir a pie poco después y fotografiarse con una Biblia junto a una iglesia próxima.
Mientras, en Nueva York, comenzaban los primeros saqueos en la que supone la quinta jornada consecutiva de protestas en la ciudad por la muerte de Floyd.
A las 9 de la noche hora local, la enorme tienda de Microsoft de la lujosa Quinta Avenida estaba siendo saqueada por jóvenes manifestantes pese a los grandes tablones de madera colocados en las puertas del establecimiento para tratar de evitar un ataque, que fueron arrancados de cuajo.
Las fuerzas de seguridad, sin embargo, trataban de mantener el orden en la privilegiada zona de la Gran Manzana, donde se vieron a primera hora de la tarde multitudinarias manifestaciones pacíficas, que luego se tornaron violentas.
No se libraron tampoco las tiendas de Nintendo, Michael Kors, Kate Spade o Barnes and Noble de la Quinta Avenida, mientras que la policía se enfrentó con jóvenes que irrumpieron en un establecimiento ubicado en el Rockefeller Center.
Entretanto, en la costa oeste, en Los Ángeles, la policía arrestó a decenas de personas que estaban en la calle tras el comienzo del toque de queda en Sunset Boulevar, en Hollywood, según medios de comunicación locales.
En otro punto de país, en Texas, se han producido altercados entre manifestantes que habían cerrado un puente en Dallas y la policía, que ha procedido a detenerlos.
Los agentes arrojaron gas lacrimógeno contra los participantes en la protesta, algunos de los cuales fueron detenidos. Muchos de ellos se sentaron en el suelo para evitar que la policía avanzara por el puente.
Por otro lado, en Chicago, en el estado de Illinois, miles de personas participaron en protestas pacíficas en las áreas de Lakeview y Uptown, y se han producido saqueos en varios barrios