Estados Unidos anunció este martes que ha iniciado el proceso para retirarse de la Organización Mundial de la Salud (OMS), un paso que tardará un año en hacerse efectivo y que aún podría interrumpirse si el presidente Donald Trump pierde las elecciones de noviembre o si el Congreso decide intervenir.
En una carta enviada este lunes al secretario general de la ONU, António Guterres, la Casa Blanca cumplió con una amenaza que llevaba blandiendo desde abril, cuando Trump acusó por primera vez a la OMS de estar «sesgada» a favor de China y de haber gestionado mal la emergencia sanitaria de la COVID-19.
«El aviso de la retirada de Estados Unidos, que se hará efectiva el 6 de julio de 2021, se ha enviado al secretario general de la ONU, que es el depositario de la OMS», dijo un funcionario de la Casa Blanca que pidió el anonimato.
UNA AMENAZA CUMPLIDA
Trump llevaba dos meses amenazando con retirarse de la organización con sede en Ginebra, a la que congeló temporalmente los fondos en abril, y de la que Estados Unidos forma parte desde su creación en 1948.
A finales de mayo, el mandatario anunció su decisión de «romper» definitivamente con la OMS y canalizar los fondos que aportaba «a otras necesidades urgentes de salud pública a nivel global».
Su notificación de retirada llega en un momento en el que el organismo sigue intentando combatir una pandemia que está lejos de quedar bajo control y que ha afectado a Estados Unidos más que a ningún otro país, con casi tres millones de contagiados por la COVID-19 y más de 130.000 fallecidos.
LA RETIRADA, AÚN ENTRE INTERROGANTES
La retirada de Estados Unidos dejaría a la OMS sin su principal donante, que en los últimos años le ha aportado entre 400 y 500 millones de dólares anuales, aproximadamente el 15 % del presupuesto total del organismo.
Sin embargo, la respuesta de la ONU al anuncio de Trump dejó claro que todavía no es seguro que llegue a producirse esa ruptura.
«El secretario general, actuando como depositario, está en el proceso de verificar con la Organización Mundial de la Salud si se cumplen todas las condiciones para la retirada», explicó en un comunicado el portavoz de Guterres, Stéphane Dujarric.
Cuando se sumó a la OMS en 1948, Estados Unidos impuso «ciertas condiciones para su posible retirada», que incluyen una notificación previa de un año y «el cumplimiento total con el pago de sus obligaciones financieras», precisó el portavoz.
La Casa Blanca no quiso aclarar si tendría que desembolsar todos los fondos que congeló a la OMS como paso previo a la retirada, pero todo apunta a que es así, según un informe elaborado en junio por el independiente Servicio de Investigación del Congreso de EE.UU. (CRS, en inglés).
EL PODER DEL CONGRESO
Ese documento concluye que, aunque Trump tiene derecho a retirarse de la OMS en virtud de los tratados internacionales de los que es parte EE.UU., no está tan claro que pueda hacerlo sin incumplir el marco legal estadounidense, y resolver esa duda podría requerir un litigio judicial que no está claro que nadie en el país quiera iniciar.
El Congreso, dividido entre el control republicano del Senado y el demócrata de la Cámara de Representantes, tiene el poder de complicar el proceso de retirada de la OMS, aunque ningún legislador indicó su voluntad de hacerlo inmediatamente después del anuncio de Trump.
Según el CRS, el Congreso podría, por ejemplo, extender el plazo para la entrada en vigor de la retirada, exigir una votación de los legisladores para aprobar esa medida o reclamar que EE.UU. no solo entregue los fondos pendientes a la OMS para el año fiscal actual, sino para el ciclo presupuestario de dos años por el que opera el organismo.
«Todo indica que una notificación formal de retirada podría no entrar en vigor a no ser que Estados Unidos satisfaga sus obligaciones financieras actuales», concluye el informe.
Alrededor de un tercio de la aportación de EE.UU. a la OMS no puede modificarse sin el visto bueno del Congreso, según el diario The Washington Post.
La parte de los fondos que Trump sí puede manejar a su antojo y que decidió cortar se ha destinado en los últimos años a una campaña para erradicar la polio y a combatir la malaria, la tuberculosis, el sida y otras enfermedades para las que hay vacunas.
EL FACTOR ELECTORAL
El hecho de que la medida no se haga efectiva hasta dentro de un año significa, además, que la retirada de Estados Unidos podría detenerse si Trump pierde las elecciones presidenciales de noviembre y su sucesor así lo decide.
El virtual candidato demócrata en esos comicios, el ex vicepresidente estadounidense Joe Biden, dejó claro este martes que planea anular esa decisión si llega al poder en enero de 2021.
«En mi primer día como presidente, me uniré de nuevo a la OMS y restauraré nuestro liderazgo en el escenario mundial», prometió Biden en un tuit.
La decisión de Trump es solo una más en una serie de procesos de retirada de acuerdos y foros internacionales, como el pacto de París sobre el cambio climático, el arreglo nuclear con Irán, el Consejo de Derechos Humanos de la ONU y la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).
Su anuncio mereció críticas de varios legisladores demócratas, incluida la presidenta de la Cámara Baja, Nancy Pelosi, que acusó a Trump de «coartar el esfuerzo internacional para derrotar al virus», e incluso de algunos republicanos, como el senador Lamar Alexander.