Uno de los múltiples guardaespaldas que se hacían cargo de la seguridad del terrorista Osama Bin Laden vive en Alemania desde 1997 percibiendo subvenciones públicas.
Se trata de un tunecino de 42 años, Sami A., y que tiene tres hijos fruto de su matrimonio con una ciudadana alemana. Desde 2008, tal y como ha desvelado el diario alemán Bild, él y su familia reciben una ayuda mensual de 1.167 euros. Es la misma cantidad que reciben los refugiados que llegan al país, aunque el tunecino jamás consiguió dicho estatus, ya que su petición fue rechazada en 2009.
La noticia ha saltado a la luz pública tras una pregunta planteada por la formación Alternativa para Alemania al Ejecutivo de Angela Merkel. «Estamos protegiendo y financiando a un terrorista porque la ley nos impide deportarlo. No puedo estar de acuerdo con la interpretación de esa norma porque es evidente que atenta contra el sentido común», ha indicado Eckhard Rehberg, histórico dirigente de la CDU. Y es que Sami A. no ha sido deportado porque las autoridades alemanas consideran que corre peligro en su país de origen.
El guardaespaldas del terrorista que planeó el 11-S, llegó a Alemania como estudiante en 1997. Tres años después viajó hasta Afganistán a recibir entrenamiento militar y pasó a formar parte de la guardia personal de Bin Laden.
Durante un juicio en 2006 fue señalado por un testigo como escolta del terrorista y el juez, que dio veracidad al testimonio, inició los trámites para su expulsión. Sin embargo, la defensa del tunecino recurrió la sentencia y ganó, por lo que pudo quedarse en el país. En la actualidad, según relata Bild, es un conocido de la Policía de Bochum por sus vínculos con los extremistas islámicos.
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