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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

La economía china habrá superado a la estadounidense en 2032

El presidente de China, Xi Jinping, contra la Iglesia católica

Desde hace años, China se halla en un proceso de auge que sólo parece tener un desenlace posible: su consolidación como superpotencia y el consecuente daño a la hegemonía global norteamericana.


Si bien los países occidentales preservan una innegable superioridad cultural, intelectual y técnica con respecto al resto del mundo, su hasta hace poco tiempo indiscutible superioridad económica corre cada vez mayor riesgo. Así, de acuerdo con un estudio llevado a cabo por el Centro de Investigación Económica y Empresarial de Londres, tres de las cuatro mayores potencias económicas del mundo serán, en 2032, asiáticas.
De este modo, el estudio enuncia dos vaticinios sorprendentes o, al menos, impactantes: que la economía china habrá superado a la estadounidense en 2032 (tornándose en la primera economía mundial); y que la India se convertirá, en 2027, en la tercera economía más potente del mundo (después de rebasar a Francia, Reino Unido y Alemania).
En cualquier caso, la predicción que más puede afectar a la estabilidad del mundo es la referida a la economía china. No en vano, desde hace años este país asiático se halla en un proceso de auge que sólo parece tener un desenlace posible: su consolidación como superpotencia y el consecuente daño a la hegemonía global norteamericana.
Tal es la preocupación del gigante estadounidense respecto a esta cuestión, que en los últimos años se ha afanado en tejer alianzas con diferentes países asiáticos; alianzas cuyo afán es constituir un bloque común frente a China. El extinto TPP – producto del pivote a Asia de Estados Unidos – y el incondicional apoyo prometido a Japón y Corea del Sur no están sino guiados por este propósito.
El crecimiento de China, que constituye un verdadero desafío para Norteamérica, ha suscitado ingentes discusiones entre los analistas expertos en relaciones internacionales. Unas discusiones que generalmente enfrentan a quienes consideran que China puede consolidarse como superpotencia sin un choque bélico con Estados Unidos y a quienes estiman que el ascenso de una nueva superpotencia implica, inexorablemente, la confrontación militar con la superpotencia antes asentada.
Sea como fuere, lo cierto es que las predicciones del Centro de Investigación Económica y Empresarial de Londres desvelan lo que ya era un secreto a voces: que China se convertirá ineluctablemente en la gran superpotencia económica mundial en un lapso relativamente breve de tiempo.

¿Superpotencia militar?

No obstante, China, especialmente desde la llegada de Xi Jinping al poder, no se conforma con consolidarse como superpotencia económica, sino que aspira a que este poderío se plasme también en el ámbito militar. De esta manera, el presupuesto chino destinado a Defensa ha aumentado en cada año – respecto al anterior – de las últimas dos décadas (ya es el segundo país en gasto militar).
Como ya se ha indicado, el principal objetivo de Xi desde el inicio de su mandato es tornar a China en una gran potencia militar, de tal modo que pueda afrontar los grandes desafíos que se le plantean a nivel regional y global. Así se desprende de las declaraciones que pronunció en 2012 ante el Ejército de Liberación Popular: ‘Para alcanzar el gran rejuvenecimiento de la nación china, debemos categóricamente luchar por el objetivo de ser una una nación rica y un ejército poderoso’.

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