«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

La nueva yihad: que cualquiera mate en cualquier parte

El “modelo Setmarian” se puede aplicar de forma muy efectiva en el marco de las sociedades occidentales: un tipo o dos, no más; un par de fusiles, un chaleco bomba, cualquier otro armamento.


“La mecha de la nueva yihad ya está encendida y es independiente de la redefinición final de la relación de fuerzas en el especio de medio oriente e incluso de la bandera formal que adopte el yihadismo más violento. Esa nueva yihad es la que ha surgido al calor del Estado Islámico sobre el lecho largamente abonado por Al Qaeda. Va a ser la yihad global. Global de verdad, es decir, capaz de actuar en cualquier parte, por cualquier medio y en cualquier momento. Y aquí es preciso hablar de un tipo al que la policía española conoce bien: Mustafá Setmarian, probablemente el teórico más importante de la yihad de nueva generación.
Mustafá Setmarian, alias de Abu Musab al Asuri-bin Abd al-Qadir Sitt Maryam Nasar: un sirio nacido en Alepo hacia 1958 y primer “cerebro” de la yihad globalizada. Este Mustafá se formó en la rama siria de los Hermanos Musulmanes y en 1982 participó en el levantamiento de Hama, severamente reprimido por Hafez Al-Assad. Huyó a Europa, pasó por Francia y se instaló en España, donde creó la rama española de Al Qaeda. En nuestro país organizó una boda de conveniencia para obtener la nacionalidad española, lo cual le iba a permitir moverse por toda Europa sin el menor problema aduanero. Marchó a Pakistán, combatió en el lado talibán y allí conoció a Assam y a Bin Laden. En 1990 publica un libro importante: La Revolución yihadista e islámica en Siria, que reprueba la política de los Hermanos Musulmanes en favor del nuevo horizonte que marca Al Qaeda. Vuelve a Europa, trabaja en estrecho contacto con diversas células yihadistas –especialmente las argelinas- y acumula la suficiente experiencia para retornar a Afganistán, donde el gobierno talibán le encomienda la creación de un campo de entrenamiento. Mustafá entrena yihadistas y al mismo tiempo teoriza abundantemente sobre la yihad. Inevitablemente empieza a marcar distancias con Al Qaeda, cuya estrategia de grandes atentados localizados no comparte. Él está pensando en otra cosa. ¿En qué? Lo explicará en un libro de 1.600 páginas titulado Llamada a la resistencia islámica global y publicado en Internet.
Síntesis de las ideas de Setmarian: la próxima fase de la yihad tendrá que ser la de la “resistencia sin líderes”, a saber, el terrorismo diseñado y ejecutado por individuos o pequeños grupos, con el objetivo de desmoralizar al enemigo y preparar el terreno para el proyecto mucho más ambicioso de una declaración de guerra en frentes abiertos. Sólo cuando el enemigo esté acobardado y neutralizado, podrá aspirarse a combatir en el campo de batalla y controlar un territorio, condición necesaria para establecer un estado islámico (y no otro es el fin estratégico de la “resistencia”). Mustafá Setmarian estuvo con Bin Laden en las cuevas de Tora Bora, en Afganistán. Dice que allí el fundador bendijo sus propósitos. Setmarian fue detenido en Pakistán en 2005 y entregado a los norteamericanos. Después, se perdió su paradero. Al Qaeda ha dicho por dos veces que está en prisión. Será verdad. Pero lo que ha dejado tras de sí es inquietante.
El “modelo Setmarian” se puede aplicar de forma muy efectiva en el marco de las sociedades occidentales: un tipo o dos, no más; un par de fusiles, un chaleco bomba, cualquier otro armamento; una acción ruidosa en un blanco fácil y, después, reivindicación formal. Y así hoy en un sitio, mañana en otro, luego en cualquier otra parte, hasta generar una atmósfera de vulnerabilidad, de terror, que lleve a bajar la cabeza, a enseñar la cerviz, como decía Averroes cuando teorizaba sobre la yihad. Los analistas occidentales llaman a este tipo de terroristas “lobos solitarios”, lo cual sin duda es un desdoro para los lobos. El atentado contra el semanario blasfemo Charlie Hebdo en París, en enero de 2015, es un perfecto ejemplo de este nuevo tipo de yihad. No hace falta más que un número adecuado de combatientes dispuestos a dar el paso. El resto lo pone el propio enemigo: nosotros. Ese es ya el horizonte nuevo de la yihad en el siglo XXI.”
(Fragmento de Historia de la Yihad, La Esfera de los Libros, Madrid, 2015).

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