La Organización Mundial de la Salud (OMS) celebró hoy los progresos conseguidos en Reino Unido con el uso de dexametasona, un fármaco barato y de fácil acceso en todo el mundo, para tratar a pacientes críticos de COVID-19, y felicitó a la Universidad de Oxford y el Gobierno británico por el hallazgo.
«Es el primer tratamiento que ha mostrado ser capaz de reducir la mortalidad en pacientes con COVID-19 que requirieron oxígeno o ventilación», destacó en un comunicado el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, quien extendió su felicitación a los hospitales británicos «que contribuyeron a este descubrimiento científico para salvar vidas».
La organización con sede en Ginebra se hizo eco de los estudios publicados este martes por la Universidad de Oxford en los que se indica que la mencionada dexametasona, un esteroide, ha reducido en hasta un tercio la mortalidad de pacientes con respiradores y en un quinto la de los que necesitaron oxígeno.
La OMS recalcó que estos buenos resultados sólo se han observado en pacientes graves.
La dexametasona se ha utilizado desde la década de los 60 del siglo pasado para reducir la inflamación en diversas enfermedades, incluyendo en pacientes con cáncer, y desde 1977 se encuentra en la lista de medicinas esenciales de la OMS, por lo que no está sujeto a patente y por ello es disponible con facilidad en todo el mundo.
La OMS señaló que coordinará análisis de los resultados para mejorar la información sobre el tratamiento y actualizará sus guías clínicas de actuación para el cuidado a pacientes con COVID-19, una enfermedad que ha afectado a casi ocho millones de personas en el planeta.
Según estimaciones de los investigadores británicos, si ese fármaco hubiera estado disponible desde el principio de la pandemia, se habrían podido salvar hasta 5.000 vidas en el Reino Unido (donde han fallecido más de 40.000 durante la pandemia).
En este ensayo clínico participaron unos 2.000 pacientes de hospitales, a los que se administró la medicina y su evolución se comparó con otros 4.000 enfermos a los que no se les prescribió.
Para aquellos pacientes conectados a ventiladores mecánicos, la Dexametasona redujo el riesgo de muerte de un 40 a un 28 %, al tiempo que en el caso de los enfermos que precisaron de oxígeno, el tratamiento redujo el riesgo mortal de un 25 a un 20 %.
«Este es el único fármaco hasta la fecha que ha mostrado que reduce la mortalidad y la reduce de manera significativa. Es un gran avance», afirmó el investigador principal del estudio, Peter Horby.
Para Martin Landray, otro de los científicos involucrados, los hallazgos sugieren que de cada ocho pacientes tratados que precisan de respiración asistida por ventiladores mecánicos, se podría salvar una vida.
En cuanto a los que necesitan abordaje con oxígeno, se salva una vida de cada 20-25, agregó.
«Hay un claro beneficio. El tratamiento consta de diez días de Dexametasona y cuesta unas 5 libras (5,5 euros/6,2 dólares) por paciente. Así que esencialmente cuesta 35 libras (38 euros/43 dólares) salvar una vida. Es un fármaco que está disponible en todo el globo», remarcó Landray.
Según el experimento, la Dexametasona no parece ayudar a personas que presentan síntomas leves de coronavirus -aquellos que no necesitan asistencia para respirar-.
El ensayo lleva funcionando desde el pasado marzo y en esas pruebas se ha incluido también el producto empleado para tratar la Malaria, la hidroxicloroquina, que ahora ha sido desechado ante el temor de que incremente el número de muertes y de problemas coronarios.
Otro denominado remdesivir, un tratamiento antiviral que parece acortar el periodo de recuperación en pacientes con COVID-19, ya está disponible en el servicio público de salud de este país.