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sufren la ley islámica y el acoso por su fe

Los medios occidentales silencian la persecución de los cristianos en Nigeria

Cristianos perseguidos por su fe. Twitter

La masacre en una iglesia en Nigeria que ha costado la vida de al menos 50 católicos, incluidos niños, ha pasado casi desapercibida en los medios de comunicación occidentales, que han mostrado otra vez un silencio vergonzante que por esperado no hay que dejar de denunciar.

En España, los mismos medios que dieron cobertura propagandística a la muerte del afroamericano George Floyd denunciando un «racismo sistémico» y aplaudieron las protestas desatadas en ciudades estadounidenses, con pillaje, incendios, violencia y muertes incluidos, han pasado de puntillas por este nuevo ataque a la comunidad católica (ninguno lo ha llevado a su portada en papel y se ha escondido en las versiones web).

Casi la mitad de los nigerianos son cristianos, 98 millones de personas de una población de más de 211 millones (2021), pero la mayoría de ellos se encuentran en el sur del país. Los cristianos sufren los ataques de los militantes musulmanes fulani y, sobre todo, la constante amenaza (más en el norte) del grupo islamista Boko Haram y de la filial de Estado Islámico en la provincia de África Central (ISWAP).

El genocidio cristiano en Nigeria no es de ahora, el país africano es uno de los más hostiles con los cristianos, junto a Afganistán, Corea del Norte, Somalia, Libia, Yemen y Eritrea. Según la Lista Mundial de la Persecución (LMP) publicada el pasado mes de enero por la ONG Puertas Abiertas, más de 4.600 cristianos fueron asesinados entre el 1 de octubre de 2020 y el 30 de septiembre de 2021, y han cerrado casi 500 iglesias.

En algunos estados del norte de Nigeria los cristianos viven bajo la ley islámica (Sharía) y tienen que hacer frente a la discriminación. Si son musulmanes y se convierten al cristianismo, sufren la marginación y el rechazo familiar que muchas veces acaba en muerte. En el norte (y crecientemente también en el sur) la situación de las mujeres y niñas cristianas continúa siendo extremadamente preocupante. Muchas son violadas, forzadas a esclavitud sexual, secuestradas demandando el pago de rescate y asesinadas.

Y todo con la complacencia de Occidente, de los medios y de la clase política, que mira constantemente para otro lado. Hace unas semanas, la izquierda europea se negó a condenar en Bruselas el brutal asesinato de Deborah Samuel, alumna de económicas del Shehu Shagari College de la ciudad de Sokoto, al noroeste de Nigeria, lapidada y quemada por una turba de universitarios musulmanes por pedir en un grupo de WhatsApp que se trataran solo temas académicos y no religiosos.

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