El presidente francés, Emmanuel Macron, ha subrayado la importancia de un nuevo entendimiento entre Francia y Marruecos en un discurso ante el Parlamento. Tras años de tensiones diplomáticas, el presidente francés y el Rey Mohammed VI han decidido «escribir un nuevo libro» para los próximos veinticinco años, con el fin de establecer una alianza robusta que trascienda los problemas del pasado y se oriente hacia una cooperación futura. Esta alianza, según Macron, pretende sentar un marco de colaboración «excepcional» entre Europa, el Magreb y otras regiones vecinas.
Aludiendo a la historia compartida entre ambos mundos, Macron ha resaltado los años de Al-Andalus, un periodo en el que el sur de Francia y gran parte de la Península Ibérica estuvieron bajo influencia islámica tras una conquista, lo que «generó un espacio de intercambio entre las culturas cristiana y musulmana». Para Macron, «las iglesias azules y los exquisitos patios del sur» y la Giralda de Sevilla son símbolos perdurables de esa coexistencia. Ha recordado, además, la relevancia única de Marruecos para Francia, describiéndolo como «una puerta de entrada» a una África tangible, cercana y humana, a la que Francia siempre ha visto con un enfoque dual: tanto soñada como carnal.
El presidente también ha abordado la delicada cuestión del Sáhara Occidental, que sigue sin definición jurídica y es reclamada tanto por Marruecos como por el Frente Polisario, que cuenta con el apoyo de Argelia. Macron ha aclarado la postura de Francia en este conflicto, subrayando que la propuesta de autonomía bajo soberanía marroquí es el único camino viable hacia una solución justa y duradera, conforme a las resoluciones de la ONU. Según dice, el plan de 2007 es el marco idóneo para un acuerdo pacífico sobre el futuro del territorio.