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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Reino Unido 'persigue' a los británicos que lucharon contra el ISIS

 

Varios combatientes acusan a las autoridades británicas de tratar «como terroristas» a aquellos que acudieron a Siria a luchar contra el ISIS.


Reino Unido persigue a los ciudadanos británicos que viajaron a Oriente Medio para unirse a las milicias que luchaban contra el autoproclamado Estado Islámico. Es el caso de Macer Gifford, un hombre de 30 años que se trasladó a Siria en 2014.
«No soportaba ver al Estado Islámico matar cada día», explica Gifford, que tomó la decisión de partir y unirse a las fuerzas kurdas. Atrás dejaba una vida cómoda como agente de divisas y su puesto de concejal en el Partido Conservador.
Tras más de tres años en Siria, Gifford decidió regresar al Reino Unido y se encontró con varios agentes del MI5 esperando su llegada. Fue interrogado durante horas por los servicios de inteligencia británicos, que confiscaron su ordenador, cámara y teléfono y cancelaron todas sus tarjetas de crédito antes de dejarlo en libertad.
«El Gobierno británico parece desconocer que no es ilegal pelear en guerras en el extranjero», explicó Gifford, que denunció el trato recibido durante los interrogatorios: «Los yihadistas que vuelven al Reino Unido representan la verdadera amenaza, pero el sistema de justicia ha decidido olvidar quiénes son las víctimas y quiénes los asesinos».
El pasado mes de septiembre, Max Hill, responsable de los servicios de control sobre leyes terroristas, abrió la puerta a conceder la amnistía a «aquellos adolescentes que habían viajado a combatir junto al ISIS que mostraran arrepentimiento».

La historia se repite

Las imágenes que los medios británicos publicaban de Siria e Irak obligaron a Kimberley Taylor a tomar una decisión. Esta mujer se convirtió en la primera británica que decidió viajar a Oriente Medio para combatir al Estado Islámico.
Tras meses de combates, trincheras y mucha tensión, Taylor denunció la «persecución» que sufre su familia en el Reino Unido y advirtió de que corre el riesgo de ser procesada judicialmente a su vuelta.
En unas declaraciones para la BBC, la mujer explicó que teme «por su propia seguridad» a su regreso al Reino Unido: «No se trata de controlar amenazas terroristas, sino de asustar a las personas que quieren un cambio para el mundo y para el Reino Unido», sentenció.
Taylor, que ha venido luchando contra los yihadistas en las filas de las Unidades de Protección a las Mujeres -brazo armado del Comité Supremo Kurdo del Kurdistán sirio-, subrayó que sus padres y hermana fueron interrogados por la Policía antiterrorista británica y que sus ordenadores portátiles y teléfonos móviles fueron confiscados y aún no han sido devueltos.
Además, la joven manifestó que las acciones de las autoridades británicas «no están justificadas en absoluto» y que simplemente «se trata de un juego político». Hace unos meses, el Gobierno británico anunció que los ciudadanos que viajaran al extranjero con el fin de tomar parte en conflictos podrían ser procesados a su regreso al Reino Unido.
Las limitaciones de la inteligencia británica para controlar a los miles de islamistas chocan con su entrega para vigilar a las familias de aquellos que luchan contra el terrorismo en Oriente Medio.

Miles de yihadistas fuera de control

A nivel de seguridad, la situación es realmente preocupante. Hace unos meses el MI5 ya se declaró «incapaz» de controlar a las decenas de células terroristas activas en el país, pero la amenaza ha ido en aumento. Según una información del periódico The Times, 23.000 islamistas han sido identificados por los servicios de inteligencia como posibles terroristas, pero sólo 3.000 son vigilados a diario.
Cabe recordar que los autores de las masacres en Londres y Manchester estaban en el primer fichero, pero los responsables del MI5 consideraron que no representaban suficiente amenaza. En el caso de Salman Abedi el despropósito fue aún mayor, pues las autoridades británicas conocían sus viajes a Siria para entrar en contacto con miembros del Estado Islámico.
La incapacidad del MI5 para investigar a todas las células obliga a realizar una lista de prioridades. En esta lista se incluye a aquellos sospechosos que se cree que representan una mayor amenaza, mientras que para otros se cierra la investigación y pasan al grupo de «antiguos sujetos de interés».
Una muestra más de lo que ocurre en el Reino Unido es la llamada categoría de «riesgo residual», que ha aumentado en más de 20.000 personas desde el 2001. Tanto Abedi como el terrorista de Londres, Khalid Masood, se encontraban en esa lista.
 
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