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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

La semana negra de Hillary Clinton

Hillary Clinton había amañado las cosas en el Comité Nacional Demócrata para que Bernie Sanders no ganara las primarias. Con dinero, muchísimo dinero.

Si solo se hubiera límitado a perder con cierta gracia, dejar los focos y dedicarse a cualquier otra cosa.
Si no se hubiera empeñado en seguir en el candelero, en echarle la culpa de su derrota cada vez a un hombre de paja distinto -los rusos, la prensa (?), Comey, el machismo, las mujeres que se fiaron de sus maridos- semana sí, semana también.
Si no hubiera seguido intrigando, presionando, acusando, manipulando y, finalmente, amenazando con volver a presentarse a las próximas presidenciales, quizá el mundo se hubiera olvidado de Hillary Clinton en lo malo y sus partidarios la hubieran recordado en todo lo bueno.
Pero fue que no, y ahora su egocentrismo hiperactivo vuelve para atormentarla, si todo queda en eso.
Hasta su partido, el Demócrata, que la aplaudió hasta pelarse las manos y trató de hacerla digerible al gran público mucho después de su derrota, da muestras de estar de la Clinton hasta más arriba del pelo.
Donna Brazile, un verdadero peso pesado del Partido Demócrata y un tiempo uña y carne con Hillary, ha sacudido los cimientos del partido al declarar lo que era un secreto a voces pero la prensa negó indignada en campaña: Hillary Clinton había amañado las cosas en el Comité Nacional Demócrata para que Bernie Sanders no ganara las primarias. Con dinero, muchísimo dinero.
No ha parado ahí, sino que ha acusado a la ex candidata de tratarla a ella, a Brazile, que es negra, como si fuera una esclava cuando ocupo la presidencia interina del DNC, y de estar «gravemente enferma», otra de las cosas de las que se informó en su momento y se trató universalmente como el colmo de las ‘fake news’.
Tarde, pero nos sentimos a medias vindicados.
Naturalmente, se han lanzado sobre Brazile, pero Clinton es ya pasado, no hay modo de que se recupere de semejantes revelaciones, por no hablar de que quienes secretamente deseaban la cabeza de la locuaz ex secretaria de Estado en su propio partido eran legión. Y aún más cuando la propia Elizabeth Warren -‘Pocahontas’, como la llama Trump-, que sonó un tiempo como vice en el ticket con Clinton y que la apoyó con denuedo, ha saltado ahora en apoyo de la historia.
Y todo esto llega después de que esa investigación sobre la ‘trama rusa’ por la que tanto han presionado los demócratas y suspirado los medios para empapelar a Trump, no haya encontrado nada contra él… Pero sí algunas cositas comprometedoras sobre la propia Clinton que, oh sorpresa, sí negoció con los rusos para que la ayudaran a batir a Trump.
Esperen, que aún hay más. ¿Se acuerdan de Anthony Weiner? Podría decirse que con él empezó todo. Era un muy influyente congresista demócrata, marido de la ‘mano derecha’ de Hillary, Huma Abedín, que tuvo una relación bastante impropia con una menor. Y en la investigación de esa historia se descubrieron en su portátil un montón de correos de Hillary que no debería estar ahí.
El caso es que ahora Anthony está para entrar en prisión, el estudio de su portátil indica que Hillary conocía la historia y encubrió al cónyuge de su asistente, incluso cuando la víctima se estaba planteando el suicidio.
Uno entiende la aprensión que se extendió entre muchos ante la victoria de Donald Trump, e incluso el disgusto de no pocos ante su presidencia, a pesar de que no ha adoptado con éxito ninguna de las políticas que tanto asustaban al establishment. Pero les aconsejaría que se consolaran pensando en la política sin escrúpulos, falsaria y carcomida por la ambición de la que se han librado.
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