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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Trump en el punto de mira: sus asesores cuestionan su capacidad para ser presidente

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump.

El presidente de EE.UU., Donald Trump, admitió este miércoles que minimizó la gravedad de la COVID-19 en sus discursos públicos de febrero y marzo a pesar de que sabía que la enfermedad era especialmente «mortal», y subrayó que lo hizo para contener el «pánico» y evitar la «histeria» en los mercados.

La publicación de grabaciones de algunas de las conversaciones que Trump mantuvo este año con el periodista Bob Woodward obligó al mandatario a reconocer esa decisión y ahondó la polémica sobre la gestión de la pandemia en EE.UU., un tema central en la campaña para las elecciones presidenciales del 3 de noviembre.

«Siempre he querido restarle importancia, todavía me gusta restarle importancia, porque no creo crear pánico», dijo Trump el 19 de marzo a Woodward, según relata el periodista en su libro «Rage» («Ira»), que saldrá a la venta el próximo martes y del que el diario «The Washington Post» adelantó algunos puntos clave este miércoles.

«No quería crear pánico»

En declaraciones a la prensa en la Casa Blanca después de que se hicieran públicas esas grabaciones, Trump respondió afirmativamente a la pregunta de si engañó deliberadamente a los estadounidenses sobre el peligro que suponía la pandemia.

«Con el objetivo de reducir el pánico, quizá fue así», confesó el mandatario, al subrayar que no quería «provocar que los precios subieran a un nivel prohibitivo».

«Soy un animador de este país. Amo a nuestro país. No quiero que la gente esté asustada. No quiero crear pánico», recalcó el mandatario.

La admisión de Trump llegó el mismo día en el que Estados Unidos cruzó el umbral de 190.000 muertos por la COVID-19, y en un momento en el que el mandatario empezaba a superar el impacto que tuvo en las encuestas electorales su gestión de la pandemia.

Biden le acusa de haber «costado vidas»

El candidato presidencial demócrata, el exvicepresidente Joe Biden, no tardó en reaccionar a las grabaciones de Woodward, y acusó a Trump de haber «mentido al pueblo estadounidense» al «restar importancia» a la enfermedad.

«Sabía lo peligroso que era, y evitó hacer su trabajo a propósito», y eso «costó vidas», denunció Biden durante un mitin en el estado clave de Michigan.

La portavoz de la Casa Blanca, Kayleigh McEnany, dijo en una rueda de prensa que la intención del presidente era simplemente «expresar calma» ante la llegada de la enfermedad, porque EE.UU. no podía permitirse «aglomeraciones masivas en las tiendas de alimentación» o un «colapso» en los mercados.

Gobierno de EEUU censuró a su epidemiólogo jefe sobre la COVID-19 y los niños

Correos electrónicos a los que tuvo acceso el diario Político muestran que un funcionario del Departamento de Salud de EE.UU. intentó censurar al principal epidemiólogo del Gobierno, Anthony Fauci, para evitar que promoviera el uso de mascarillas en niños frente a la COVID-19.

Los correos muestran cómo Paul Alexander, asesor en la oficina de prensa del Departamento de Salud, intentó interferir en la información que Fauci estaba ofreciendo al público mediante entrevistas con medios como Bloomberg, BuzzFeed, Huffington Post y la revista especializada Cell.

En concreto, Alexander se dedicaba a avanzar algunas de las posiciones del presidente estadounidense, Donald Trump, quien pidió la reapertura inmediata de todas las escuelas y durante meses contradijo a los científicos y cuestionó la eficacia de las mascarillas, aunque luego tuvo que dar marcha atrás.

Uno de los correos de Alexander se refiere a un resumen que la oficina de prensa había preparado para una entrevista que Fauci tenía con Bloomberg.

En ese correo, Alexander dijo: «Sigo teniendo un problema con que los niños se hagan tests repetidamente e incluso que lo hagan los estudiantes universitarios de una manera generalizada. Y estoy en desacuerdo con el doctor Fauci en esto. Vehementemente».

En otra de esas comunicaciones, Alexander pidió a la oficina de prensa del Departamento de Salud que Fauci no promoviera el uso de mascarillas por parte de los niños.

«¿Podrían asegurarse de que el doctor Fauci indica que las mascarillas son para los profesores, no para los niños?», preguntó el funcionario, quien añadió: «No hay datos, nada, cero, en todo el mundo, que muestre que los niños, especialmente los más jóvenes, están contagiando a otros niños, a los adultos o sus profesores. No hay nada. Y si ocurriera, el riesgo es cero».

La revelación de Político evidencia aún más la fisura entre Fauci, director del Instituto Nacional de Enfermedades Infecciosas y Alergias de EE.UU., quien se ha mostrado reticente a reabrir las escuelas, y los asesores económicos y políticos de Trump, que han dado prioridad a la recuperación económica.

Además, la noticia se produce después de que el periodista Bob Woodward, conocido por haber ayudado a destapar el caso Watergate en la década de 1970, revelara que Trump sabía en febrero que la COVID-19 era una enfermedad especialmente «mortal» que podía causar grandes estragos, pero minimizó intencionadamente su gravedad ante los estadounidenses.

Asesores cercanos a Trump lo consideran «incapacitado» para la presidencia

Asesores de Seguridad Nacional y de Defensa del presidente estadounidense, Donald Trump, lo consideran «incapacitado», «peligroso» y sin juicio moral para gobernar, según entrevistas recogidas en el nuevo libro del periodista Bob Woodward, titulado «Rage» («Ira»).

Woodward cita a hombres cercanos al presidente, como el exsecretario de Defensa James Mattis, quien opina que el mandatario no está capacitado para el puesto que ocupa, es «peligroso» y no «tiene brújula moral».

El libro cita también al exdirector de Seguridad Nacional Dan Coats, quien asegura que para Trump «una mentira no es una mentira, sino algo que él piensa. No sabe diferenciar entre la verdad y una mentira».

El libro se basa en entrevistas directas con los protagonistas de estos casi cuatro años de presidencia de Trump, así como con testigos directos y pinta un panorama sombrío dentro de la Administración, donde los más altos cargos encargados de inteligencia, seguridad nacional y defensa no se fían de las capacidades y motivaciones del gobernante.

Woodward asegura que Trump llegó a decir, según un asistente de Mattis que estaba presente: «Mis generales son unos putos gallinas» que están más pendientes de alianzas que de la importancia de los acuerdos comerciales.

La desconfianza llegaba a tal punto que Mattis pidió a su asistente que dejara constancia de esos comentarios en un correo electrónico dirigido a él.

Mattis, que fue secretario de Defensa durante los dos primeros años de la presidencia de Trump, aseguró a Woordward que el gobernante muestra el camino a los adversarios del país sobre «cómo destruir a Estados Unidos (…) Cómo aislarnos de nuestros aliados y cómo destruirnos. Y está funcionando muy bien».

Coats opinó que aunque no hay pruebas de que el presidente ruso Vládimir Putin tenga material secreto para extorsionar a Trump solo se puede entender el comportamiento del presidente hacia Rusia si existiera algo debido a los negocios y movimientos del magnate en «el lado oscuro».

El que fuera jefe de la inteligencia estadounidense considera que mandatarios como Putin o el turco, Recep Tayyip Erdogan, «manejan» a Trump «poniéndole la alfombra roja», tratándolo con boato y «luego haciendo lo que quieren».

En una entrevista con Woodward, Trump critica las alianzas claves para Estados Unidos como Corea del Sur o la OTAN y asegura que son «perdedores» por dotarlas de fondos.

«No voy a decir que son estúpidos, porque no lo diría de nuestros militares», dice el mandatario, quien añade que esas alianzas son «un acuerdo horrible».

Las revelaciones llegan después de que un artículo de «The Atlantic» asegurara que en 2018 se negó a visitar un cementerio militar en Francia, donde descansan caídos estadounidenses en la I Guerra Mundial porque estaba lleno de «perdedores», algo que la Casa Blanca ha negado, pero han confirmado fuentes anónimas a varios medios estadounidenses.

Estas declaraciones ahondan aún más en las malas relaciones que Trump siempre ha mantenido con la élite militar y de defensa y muestran el desconocimiento del mandatario de asuntos internacionales y que tradicionalmente han sido de interés estratégico para Estados Unidos
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