Parece que Donald Trump está decidido a romperles el corazón a sus más fieles seguidores de primera hora.
Aunque ha roto una a una sus principales promesas de campaña -especialmente las más caras a los ‘americafirsters’, como el dichoso muro-, sus leales se consolaban con un dato luminoso: estaba siendo el presidente más ‘provida’ que ha tenido Estados Unidos desde que el aborto se convirtiera, por obra y gracia del Tribunal Supremo, en derecho constitucional.
Planned Parenthood, la poderosa multinacional del aborto, le odiaba y temía como a ningún candidato anterior. Cortó en seco toda la ayuda al aborto -la exportación del aborto- que Estados Unidos dedicaba al exterior, una especie de ‘embajada de muerte’ que apuntaba preferentemente a África.
Además, exactamente hace un año Trump firmaba una ley que daba permiso a los estados a negar subvenciones a Planned Parenthood.
Pero si algo es demasiado bonito para ser verdad, probablemente lo sea: ahora, el presidente y los congresistas republicanos han roto su promesa (de nuevo) al incluir en la ley de presupuestos aprobada el pasado viernes 500 millones de dólares del contribuyente destinados a financiar a Planned Parenthood.
No fue solo Trump el que prometió que, si tenía la oportunidad, iba a dejar sin un dólar a la multinacional del aborto; también el presidente de la Cámara de Representantes, el ‘católico’ Paul Ryan, y otros líderes republicanos se unieron a esta promesa.
No es la primera vez. Ser provida cada vez resulta más popular con el votante americano, y es un frecuente reclamo en las campañas. Pero, a la hora de la verdad, todos son «personalmente contrario al aborto, pero…».
Ahora que el ‘provida’ Trump está en la Casa Blanca y los republicanos tienen el control de las dos cámaras del Congreso era la gran oportunidad para, al menos, cortarle el grifo a la agencia número uno en exterminio de niños por nacer.
¿Y para qué? Cada gesto de este tipo que hace Trump le enajena las simpatías de su base, pero no hace que ‘los otros’ dejen de odiarle ni siquiera un poquito. No solo los partidarios del aborto mantendrán intacto su aborrecimiento hacia los republicanos en general y hacia Trump en particular, sino que Planned Parenthood seguirá usando parte de esos fondos que recibe del contribuyente para donar a las campañas de los candidatos demócratas.